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Artículo de Opinión | Territorio y recursos naturales

25-03-2013

Riudaura: capital de la lucha contra el fracking

Llorenç Planagumà | CST / Alba Sud

En octubre de 2012 la Generalitat de Cataluña otorgó un permiso de investigación para la obtención de hidrocarburos a una empresa multinacional que preveía explotarlos cerca de Riudaura (Cataluña). La denuncia y presión popular hizo que el 15 de marzo se le retirara el permiso.


Crédito Fotografía: Blanca Gomez, presidenta de la PAF de Riudaura.

La historia nos ha demostrado muchas veces que no hay pueblos o causas pequeñas. Desde el pasado mes de diciembre un pueblo situado en el norte de Cataluña ha tomado conciencia de que algo hay que cambiar y que nadie, en ningún lugar del mundo, puede escapar de este ciclón de acaparamiento de recursos en pocas manos y a cualquier precio. Riudaura ha podido palpar este hecho a través del fracking, una técnica extractiva con un elevado riesgo de problemáticas ambientales por contaminación de acuíferos, impacto paisajístico, ruido,... y muchas otras como consecuencia de intentar desarrollar una actividad económica extractiva en un espacio rural y de interés natural.

No tiene ningún sentido. Nuestra sociedad, que ha basado su desarrollo económico en un crecimiento a base de infraestructuras, extracción de recursos y consumo desaforado, está llegando a su fin y los hechos de Riudaura son una prueba. Riudaura ha despertado y está luchando para prohibir el fracking en Cataluña, en España y para que la Unión Europea lo regule a partir de las problemáticas ambientales que genera.

Con este despertar, Riudaura da cuenta de que para solucionar el problema no solo tiene que detener el permiso, que ya lo ha hecho, sino pedir también que esta técnica se prohíba en todo el Estado español, y esto quiere decir que los líderes políticos empiecen a debatir qué modelo queremos para no llevar al país a un callejón sin salida al que estamos abocados. La cuestión es que en estos momentos estamos en una encrucijada histórica, y debemos decidir si dejamos que avance hacia este modelo injusto y desigual apurando hasta el último recurso natural y humano que tiene el territorio para satisfacer las necesidades de unos pocos o un modelo compartido por todos y sostenible, donde todas las personas tengan cabida sin necesidad de pasar penurias. Penurias ambientales, penurias económicas y penurias sociales. En estos momentos pocas cosas representan tan bien la codicia humana como el fracking. Un sistema de extracción de muy poca rentabilidad económica y de gran impacto social y ambiental en el territorio. El 50% de los hidrocarburos que da la perforación (gas o petróleo) se extraen durante el primer año. Es de una efemereidad extractiva nunca vista.

Lo importante en todos estos procesos es que una vez un pueblo o colectivo toma conciencia de este disparate se moviliza y pide responsabilidad a los ciudadanos que han sido elegidos y nos representan para que velen por el interés general y no el de las grandes empresas. Se podría tomar la opción de defender el pueblo y después de la victoria aislarse a esperar tiempos mejores pero algo, la intuición, dice que nadie se salvará de este ciclón en el que estamos inmersos y que necesitamos trabajar por un cambio de modelo. Esto sólo se puede hacer con cuitadanía comprometida que tome las riendas de la Política. Esta es la estrategia de Riudaura: exigir que quien debe gestionar lo haga, y lo haga pensando en el bien de toda la sociedad. Por eso Riudaura no le basta haber agrupado una mayoría social y política en torno al pueblo para detener el fracking en Cataluña, también quiere hacerlo en todo el Estado español y para eso hay que trabajar, y buscar complicidades y alianzas. El pueblo de Riudaura ya ha aprendido que la única solución es una lucha más allá del pueblo y como Riudaura saldrán muchos más para hacer frente a este sistema que permite no tener en cuenta la ciudadanía. Ahora es tiempo de Política en mayúsculas, no podemos dejar que nos la hagan, la reivindicaremos día a día y si es necesario no dormiremos para garantizar que quien nos gobierna nos lleve a buen puerto a todos y todas, sin dejarse a nadie por el camino y con el territorio sano y salvo. Riudaura ha entendido que la Política es la clave de todo y que hay influir desde abajo.

Esta práctica de presión social para alcanzar unos objetivos es una señal de madurez democrática. Los poderosos, en forma de lobbys de intereses, tienen el dinero pero no tienen la fuerza del pueblo. Estamos en las luchas del 1%, que tiene el 99% de los recursos económicos, contra el 99%, que sólo tiene el 1% de los recursos, y los resultados de estas luchas se visualizarán en las decisiones políticas. La "batalla" de Riudaura es un ejemplo, en este caso con una victoria táctica del 99%. Este conflicto surge de dos enfadadas, una por la estupidez del fracking, y lo que hemos visto que significa, y el otro, por la manera como se trata a la ciudadanía en las decisiones que le afectan. Como si fueran inmaduros y que no pueden decidir cuestiones claves aunque tengan toda la información. Por ejemplo: ¿Cuántos recortes han consultado a la ciudadanía? ¿Hay que rescatar a los bancos? ¿Porque no se hace una consulta de todo esto? De la misma manera, no podemos colocar una extracción en un territorio sin antes analizar su viabilidad, interés y consultarlo en el territorio aportando toda la información. Es una obligación despertar y reivindicar nuestros derechos, una deuda moral con la democracia que tan finamente nos han secuestrado. Ésta, la de Riudaura, como muchas otras que están surgiendo, es la manera de volver a recuperar lo que es nuestro, el derecho a decidir, el derecho a reclamar que el poder bien del pueblo y quien gobierna tiene que conseguir día a día y no sólo en unas elecciones. El liderazgo, como el respeto, se gana, no viene dado.