23-11-2021
Comisaría de Via Laietana 43 o un pasado que no pasa
El pasado 20 de noviembre se anunciaba públicamente la propuesta del Ayuntamiento de Barcelona de reconvertir la Comisaría de Vía Laietana en un equipamiento cultural dedicado a la memoria de la represión franquista. Reproducimos la intervención de Carles Vallejo, presidente de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo en ese acto.
Crédito Fotografía: ImAssociació Catalana d'Expresos Polítics del Franquisme.
Este 20 de noviembre se anunciaba públicamente la propuesta del Ayuntamiento de Barcelona de reconvertir la Comisaría de la Policía Nacional ubicada en la Vía Laietana 43, tristemente famosa por ser uno de los principales centros de tortura y violación de los derechos humanos durante la dictadura franquista, en un equipamiento cultural dedicado a la memoria de la represión franquista. Este edificio se ha convertido en el símbolo de un pasado que no quiere ser asumido por una parte de una estructura estatal, las fuerzas policiales, donde las continuidades históricas han dominado por encima de rupturas y reformas que permitieran limpiar y superar las oscuridades de una época de represión e impunidad. Décadas de dolor y sufrimiento de varias generaciones de militantes antifranquistas se ciernen por encima de este gris inmueble. Un edificio que sigue recordando que nos queda mucho camino por restituir la dignidad de quienes lucharon por la libertad y la democracia.
La propuesta fue presentada por la Concejalía de Memoria Democrática, y según su concejal, Jordi Rabassa, “este debe ser un equipamiento 100% dedicado a la memoria y esto es incompatible con que la policía siga estando allí”. La idea del Ayuntamiento es que, al mismo tiempo que haya un espacio que funcione como museo de la represión del pasado reciente, y sobre el papel que jugó este edificio, aloje también un espacio para organizar actividades públicas sobre los movimientos sociales y escenarios de resistencia en todo el mundo; otro sobre la represión contra la prensa gráfica; y, finalmente, uno para la creación de un censo de víctimas que sirva para facilitarles los trámites en ayudas públicas.
Reproducimos a continuación las palabras pronunciadas durante el acto de presentación de la propuesta de Carles Vallejo, presidente de la Associació Catalana d'Expresos Polítics del Franquisme.
Imagen de la Associació Catalana d'Expresos Polítics del Franquisme.
El número 43 de Vía Laietana es un espacio de dolor para nuestra memoria colectiva y también es un espacio con una inmensa carga simbólica.
Se ha convertido en un símbolo de la tortura, de las vejaciones y violaciones de los derechos humanos. Pero no es solo eso, también es un espacio simbólico de oposición y resistencia ordinaria, de una lucha que desgastó a la dictadura.
En esta comisaría de Vía Laietana sufrieron torturas y vejaciones tanto destacados dirigentes de partidos y organizaciones antifranquistas como militantes de base; nombres conocidos y muchas personas anónimas pasaron por las salas de interrogatorios de la primera planta.
Las torturas, lejos de ser un hecho excepcional de la represión franquista, se convirtieron en un método utilizado sistemáticamente en este edificio, tanto en la posguerra inmediata, como en el tardofranquismo. Durante el franquismo la tortura era una práctica común y estructural que quedó impune amparada por el sistema judicial.
Los brutales métodos de tortura aprendidos de la Gestapo en los años 40 se perfeccionaron con la CIA y el FBI para no dejar señales. A los electrodos, al "corro" o a la "cigueña" se sumaron los castigos con bolsas de plástico, la "bañera" o las posturas dolorosas.
Aunque la tortura terminó formalmente con la transición democrática, las prácticas policiales no cambiaron mucho, ya que en ningún momento hubo ningún tipo de depuración de quienes integraban la Brigada Político-Social. Muchos de sus miembros fueron reubicados en la lucha contra el terrorismo.
Desafortunadamente, para gran parte de los ciudadanos de Barcelona, esta prefectura sigue siendo sinónimo de las torturas que allí se perpetraron.
Mientras la prefectura policial continúe en este edificio, seguirá proyectándose la sombra de su pasado franquista.
Es urgente y necesario resignificar la Vía Laietana 43 como un memorial y centro de interpretación que proponga un debate en la sociedad, explicando que las personas que pasaron por esta comisaría no fueron víctimas involuntarias de una represión ciega. Éramos conscientes del riesgo que corríamos con nuestra actividad política.
La nuestra fue una insurrección ética para poder vivir con decencia.
Este espacio de memoria de Vía Laietana debe ser una reivindicación de todos y todas y sobre todo de los hombres y mujeres que pasaron por ella.
No por nuestra condición de víctimas del franquismo, sino por la actitud moral de lucha que adoptamos en un momento tan difícil y represivo como aquella dictadura que duró más de cuarenta años.
Carles Vallejo
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