07-08-2014
Isabel Moreno: “Muchísimo trabajo y muchísima presión, vamos reventadas”
Ernest Cañada | Alba Sud / Rel-UITALleva 22 años trabajando como camarera de piso, de los cuales 15 ha sido delegada sindical por CCOO. Actualmente está empleada en un hotel de 4 estrellas en Playa de Palma, Mallorca.
Crédito Fotografía: Ernest Cañada
Isabel Moreno lleva 22 años trabajando como camarera de piso, de los cuales 15 ha sido delegada sindical por Comisiones Obreras. Actualmente está empleada en un hotel de 4 estrellas en Playa de Palma, Mallorca, que pertenece a una de las grandes cadenas hoteleras de Baleares.
¿Nos podrías contar cómo es tu jornada de trabajo?
Entramos a las 7 de la mañana y lo primero que hacemos son las zonas nobles (comedor, bar, salón… vamos, todo lo que utiliza el cliente) y luego nos suben arriba. Entonces tenemos 4 ó 5 horas para hacer 20 habitaciones, con todas las tonterías que tiene una habitación 4 estrellas. Normalmente a las 2 tiene que estar listo. Y entonces bajamos, comemos, y luego de 2.30 a 3.30 tenemos que contar ropa, hacer pasillos, recoger, bajar y dejarlo todo.
Es una presión impresionante. Y cada día tenemos 4 ó 5 salidas, y eso no hay quien lo aguante. Es mucha presión.
¿Cómo está compuesta la plantilla de camareras de piso en vuestro hotel?
Hay 1 fija y 13 fijas discontinuas, y luego unas 10 eventuales, pero esas tienen que hacer de todo. Y en el hotel hay unas trescientas habitaciones. Son 7 pisos con 44 habitaciones en cada uno.
¿Y qué es lo que hace que el trabajo sea tan pesado como cuentas?
Los colchones no pesan mucho y las camas tienen ruedas. Pero los muebles no veas qué peso tienen. ¡Madre mía! Además en las habitaciones no tienes espacio para trabajar, y es fácil que te des golpes. Y tampoco en los baños, con sus manparitas y sus tonterías. Pero el gran problema es el ritmo de trabajo, es que es un desastre: muchísimo trabajo y muchísima presión, vamos reventadas, sinceramente.
¿Y no hay tiempos de descanso?
La media hora de comida que tenemos es recuperable, porque eso se firmó con el empresario hace mucho, cuando Cristo perdió el gorro. Eso quiere decir la media hora es nuestra, no es que la dé la empresa. Pero la mayoría no bajan a comer, porque el tiempo no les da para terminarlo todo. Pero yo sí que bajo, vamos, le voy a regalar yo media hora. ¡Hasta ahí hemos llegado!
El impacto en vuestra salud es también importante. ¿Cuéntanos en qué situación estáis?
Los principales problemas de salud los tenemos en las piernas, las rodillas, las cervicales, los metacarpianos. La que no está operada le queda poco.
¿Y qué ocurre con la gente mayor, porque después de tantos años en esas condiciones los problemas de salud tienen que agravarse?
La empresa no tiene consideración ninguna con la gente mayor que lleva treinta o treinta y cinco años trabajando, y que ya están operadas de las rodillas, las muñecas o problemas en las cervicales. No tienen la menor consideración con ellas, para nada. El trabajo es el mismo. Es machacarlas igual o peor. Y les dicen que si no pueden que se den de baja.
Pero no te creas, que las jóvenes que entran tampoco pueden. Este año han entrado varias chicas y desde que empezaban en la mañana pasaban el día llorando, es que no podían. El empresario nos machaca de tal manera.
¿Por eso todas las camareras lleváis siempre tantos medicamentos, no?
Es que todas llevamos medicamentos. Yo el espidifrén para el dolor y otras pastillas para la ansiedad. Por la mañana me levanto y me tomo mis pastillitas. Es que el cuerpo te duele. Llega un momento que del movimiento constante te duele todo: brazos, hombros,… Entonces te tomas las pastillas y así es como aguantas.
¿Y si decís que así no se puede trabajar?
Los empresarios amenazan a la gente y dicen que tomarán las medidas que sean necesarias. Y claro la gente tiene miedo. No hace falta que te digan que te echan.
Yo ya llevo unos 15 años como delegada sindical. A veces llega un momento en que me desanimo, porque es una presión constante que es difícil de aguantar. Pero incluso con tus mismas compañeras: te vienen y se quejan, y luego tú vas y las defiendes, pero entonces te dejan sola, y la empresa arremete contra ti. Es que se te baja la moral, pero bueno, luego vas remontando.
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