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30-04-2025

1 de Mayo: crecen los beneficios empresariales del turismo, también la precariedad laboral

EDITORIAL | Alba Sud

La dinámica de reactivación turística después de la pandemia ha agudizado el malestar social ante la turistificación. Además, el aumento de los beneficios empresariales del turismo no ha supuesto una mejora en las condiciones laborales. Ambas luchas necesitan encontrarse y complementarse, aunque no sea fácil.


Crédito Fotografía: Movilizaciones de "Stop Domingos y Festivos" en abril del 2022 a Barcelona. Imagen de Carla Izcara.

Vivimos en tiempos sombríos. El individualismo más ególatra, el ultranacionalismo y la guerra, la insolidaridad, las desigualdades, la injusticia social, los recortes de derechos, la deshumanización de poblaciones migrantes y de quienes son considerados diferentes, avanzan con paso agigantado. Amenazan con destruir las conquistas sociales conseguidas a través de largos años de lucha y con arrollar a quien se interponga ante los intereses egoístas de los más ricos y privilegiados. Parece que no hay rincón del planeta que no se vea asolado por la arrogancia y la codicia que exhiben sin pudor los ultrarricos con el único fin de seguir aumentando sus beneficios.

Pero es ante tanta ignominia y sadismo social que el 1º el mayo se ha levantado siempre como un baluarte ético de las clases trabajadoras. Una jornada internacional e internacionalista donde se sigue pronunciando con orgullo la palabra Humanidad. Este día nos recuerda, frente a los que de nuevo propagan el desprecio hacia las diferencias o el odio al extranjero, que todos los seres humanos somos iguales. No olvidamos el hilo rojo de resistencia contra toda opresión que recorre nuestra historia. Poco importa en qué idioma se pronuncie la palabra solidaridad, en el 1º de mayo sigue siendo la consigna de todas las pancartas que se levantan en las grandes manifestaciones sindicales.

También los trabajadores y las trabajadoras del turismo, un sector estratégico en la economía mundial, se movilizan contra la precariedad laboral y para exigir respeto. Y lo hacen en un contexto de creciente tensión social en los lugares donde mayor ha sido el crecimiento del turismo.

Reactivación turística y malestar laboral

Después de un verano marcado por las movilizaciones contra la turistificación en numerosas ciudades del Sur de Europa, y sobre todo en España, este 2025 no será muy distinto. La reactivación turística posterior al cierre de actividades provocado por la pandemia de la COVID-19 ha supuesto un incremento de visitantes en todas partes y de todo tipo, aumentando los beneficios empresariales, pero también el malestar social por el riesgo de desplazamiento de las poblaciones residentes. En algunos territorios, se consolida la apuesta por turistas de mayor poder adquisitivo, reforzando las dinámicas de elitización y, en consecuencia, la exclusión social. Pero esta recuperación de la actividad turística no ha ido a la par de mejoras en las condiciones de trabajo en el sector. Es más, en muchos casos, las plantillas de diferentes empresas turísticas aceptaron incrementos salariales por debajo de la inflación ante la situación de crisis. Sin embargo, las cargas de trabajo, los bajos salarios y la precarización se extiende en un sector que, año tras año, genera beneficios millonarios.

Concentración en el Hotel Hitlon de Barcelona el pasado 24 de abril de 2025. Imagen de Ernest Cañada.

En consecuencia, las tensiones y conflictos laborales se extienden. El año empezó con una serie de concentraciones en las puertas del Hotel Majestic de Barcelona, un establecimiento de lujo orientado hacia un turista de muy alto poder adquisitivo, por parte de sus trabajadores y trabajadoras, en rechazo de la decisión de la empresa de externalizar el conjunto del personal del departamento de pisos. A las puertas de la temporada alta, durante las fiestas de Semana Santa, el 17 y 18 de abril de 2025, varios sindicatos convocaron una huelga general en la hostelería en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El secretario general de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras en Canarias, Borja Suárez, nos explicó en Alba Sud los motivos que les habían llevado a convocar esta huelga, tras meses de movilizaciones. Esa misma Semana Santa, el 19 de abril, cerca de cuatro mil trabajadores y trabajadoras del parque de atracciones Port Aventura, en Catalunya, uno de los más grandes del Sur de Europa, fueron convocados a una huelga para negociar su convenio colectivo. Pocos días después, el 24 de abril, el comité de empresa del Hotel Hilton Barcelona se concentraba a sus puertas en una de las primeras protestas previstas en demanda de una reducción de las cargas laborales y, sobre todo, exigiendo respeto por parte de la dirección de la empresa.

Además, a corto plazo se avecinan otros conflictos laborales. Una de sus causas principales es la voluntad empresarial de extender las externalizaciones, sobre todo en territorios como Baleares, Canarias, Málaga y, en general, en los tradicionales destinos de sol y playa, siguiendo la línea ya implantada en muchos hoteles de Madrid y Barcelona. En Málaga, por ejemplo, se prevén en el Hotel Don Carlos y en el Hotel Meliá Marbella Banús, establecimientos de lujo los dos, donde las empresas pretenden externalizar los departamentos de Alimentación y Bebidas, con todo el personal de cocina, restaurante y bares. En Madrid, el personal del Hotel Miguel Ángel rechaza la pretensión de reducir la plantilla en más de cien trabajadores, para posteriormente cubrir esos puestos con personal externalizado y de Empresas de Trabajo Temporal (ETT).

Otro motivo de tensión creciente es el bloqueo por la parte empresarial de negociar los convenios colectivos en la hostelería. Esto ya está ocurriendo en Baleares, uno de los más importantes, por ser donde tienen su sede social las principales cadenas hoteleras españolas y afectar a más de 180.000 personas. Pero también está pasando en Catalunya, Santa Cruz de Tenerife, Madrid y Cádiz, y también en otros sectores, en lo que parece ser una estrategia coordinada. En términos generales, se identifica que la patronal no quiere aplicar subidas salariales en el sector hasta saber si se aprueba por ley en el Congreso de Diputados la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Esta medida, promovida por el Ministerio de Trabajo en acuerdo con los sindicatos mayoritarios, puede suponer una mejora sustancial en las condiciones laborales en el sector. En España, la hostelería y el comercio se encuentran entre los cuatro sectores con jornadas más largas. Hoy en día, en el mejor de los casos, las horas extras se pagan como ordinarias sin el recargo del 75 % correspondiente, o simplemente no se pagan, especialmente en los miles de bares, restaurantes, cafeterías y bares de copas, donde no existe presencia sindical. De llevarse a cabo la medida, y si además se mantiene la propuesta de control digital de la jornada laboral —con acceso directo de la Inspección de Trabajo para evitar fraudes tanto en jornadas parciales como completas—, se podrían corregir muchos abusos. En este contexto, los empresarios, para amortiguar los costes económicos que podría suponer la reducción de la jornada, además de evitar subidas salariales, y de ahí el bloqueo de las negociaciones de convenios, es posible que aumenten aún más unas cargas de trabajo que ya son desproporcionadas, con todas las consecuencias que eso tendría para la salud mental y física de los trabajadores en general.

Imagen de Clay Banks en Unsplash 

Por si esto no fuera poco, los abusos, irregularidades e incumplimiento de las normas laborales siguen siendo una constante. En Catalunya, por ejemplo, la Inspección de Trabajo ha detectado un 35% más de anomalías en los permisos de trabajo, abusos en la jornada laboral y altas a la Seguridad Social de personas migrantes. En abril del 2023, se liberaron 20 personas en condiciones de “semiesclavitud” laboral en locales de comida rápida que trabajaban sin recibir ningún salario, todos los días de la semana y durante más horas que el máximo legalmente establecido. Es más, algunas de ellas vivían en los propios locales y se encontraban en situación administrativa irregular.

Pero este incremento reciente de la tensión y la conflictividad laboral no se limita únicamente a España. Así, cerramos 2024 con una oleada de huelgas del sector hotelero en Estados Unidos promovidas por el sindicato United Here, como tuvimos la oportunidad de analizar en la entrevistaque hicimos a Carlos Aramayo, presidente del sindicato Local 26 en Boston y vicepresidente de la Unite Here a nivel nacional. De nuevo, la negociación de los convenios colectivos en las empresas estuvo en el centro de la disputa. En otros destinos turísticos importantes parecen estar ocurriendo cosas parecidas. En el caso de México, durante el mes de febrero, se produjeron diversos episodios de conflicto laboral. Tanto en Cancún como en Playa del Carmen y Mérida, en la Península de Yucatán, principal polo turístico del país, hubo protestas motivadas por la distribución de utilidades, salarios y gestión de las propinas.

Acoso laboral y necropolítica

Pero la ausencia de conflictos laborales abiertos, no significa que las condiciones laborales sean satisfactorias. Hay muchos casos, en los que la presión empresarial, acompañada del accionar del Estado, obstaculiza hasta con violencia la organización de los trabajadores y trabajadoras para defender sus derechos. Dos ejemplos: en Argentina, sobre la situación de los guías de turismo, y en República Dominicana, a propósito de la situación de los trabajadores de la construcción para el turismo de origen migrante, evidencian esta máxima de que la falta de respuestas visibles nunca puede equivaler a “paz social”.

En Argentina, como en muchos otros países latinoamericanos, existe una baja tasa de sindicalización en el sector turístico. En parte, esto se debe a la precariedad laboral y a la ausencia de contrataciones formales. Esto se traduce en empleos temporales, con salarios que no cubren necesidades básicas y jornadas laborales que exceden las 8 horas seguidas, entre otros problemas. Desde que comenzó el gobierno ultraderechista de Javier Milei, la problemática crece por el plan de desregulación de la actividad turística que ha llevado adelante. Esta intervención ha golpeado duramente, por ejemplo, a guías de turismo, tanto en parques nacionales como en diferentes ciudades. Estas medidas, que dejan de lado exigencias como habilitaciones para ejercer la profesión en nombre de “la libertad”, tienen un impacto directo tanto en la calidad de los servicios como en las condiciones de trabajo de uno de los eslabones más débiles de la cadena turística. A partir del plan de desregulación de la actividad, cualquier persona puede oficiar de guía turístico, aún sin tener las competencias necesarias y el título de educación superior, por lo que empeoran sus condiciones. Además, se suma a la problemática del acceso a la vivienda en localidades turistificadas, donde residen la mayoría de guías, es difícil conseguir vivienda de renta permanente y los precios son elevados por la creciente de negocios inmobiliarios y plataformas como airbnb.

Imagen de Iñaki Rubio Mendoza para La Tinta 

En República Dominicana, uno de los países con mayor crecimiento turístico después de la pandemia, mientras su población trabajadora sobrevive bajo una situación generalizada de precariedad, asistimos a una campaña racista contra población trabajadora de origen haitiano de enormes dimensiones. La movilización del pasado 30 de marzo de grupos de extrema derecha, como Antigua Orden Dominicana, en el poblado del Hoyo de Friusa, en Bávaro-Punta Cana, bajo banderas patrióticas, ha agitado una campaña contra la población haitiana de hondo recorrido. Este y otros asentamientos informales son lugares donde vive la población trabajadora, migrante y dominicana, de la construcción y diversas actividades de servicios vinculadas a la economía del turismo. Pero no han sido solo las movilizaciones fascistoides, sino también las políticas del gobierno del presidente Luis Abinader las que impulsado el acoso contra la población haitiana con detenciones y deportaciones sistemáticas. El último episodio de esta siniestra actuación ha sido la destrucción del asentamiento de Matamosquitos, donde vivían miles de familias trabajadoras, hasta quedar totalmente arrasado, con argumentos de "sacar a invasores de terrenos", "eliminar el desorden" o incrementar el "control migratorio", como ha denunciado la organización Cañeros Organizados.

Turistificación y precariedad laboral

La turistificación, que afecta cada vez a más territorios, tiene un efecto directo sobre la clase trabajadora, también de quienes trabajan en el turismo. De hecho, provoca un proceso de expulsión de la comunidad local a través del encarecimiento de precios de la vivienda, el aumento de los alquileres de temporada o viviendas destinadas personas con alto poder adquisitivo. Conduce a la sustitución del comercio local por otros establecimientos comerciales que respondan a las necesidades del turismo y la reproducción del capital en lugar de a las de las personas que habitan estos territorios. Los horarios comerciales se adaptan también a las llegadas y ritmos del turismo, con lo cual la conciliación entre la vida laboral y personal se vuelve más complicada. Cada vez gastamos más dinero público para promover y adaptar nuestras ciudades y territorios para atraer a turistas de alto poder adquisitivo, mientras las inversiones en necesidades sociales decaen. Por eso, señalamos con insistencia, que las luchas contra la precariedad laboral en el turismo y contra la turistificación, aunque impulsadas por organizaciones y culturas políticas distintas, son complementarias y necesitan converger.

Hace apenas un mes, publicamos en Alba Sud una carta de varios sindicalistas de CCOO ya jubilados del sector de la hostelería de distintas partes de España donde destacaban que estas movilizaciones derivadas de los malestares provocados por la turistificación tenían un componente de clase evidente. Y por ello, reclamaban la necesitar de reforzar “la presencia de los sindicatos en estas movilizaciones y la importancia de tener mucha más presencia las problemáticas laborales”. De hecho, cada vez con más fuerza, los y las trabajadoras de la hostelería y sus sindicatos han salido a la calle en muchas regiones turísticas y se han manifestado junto a los movimientos sociales denunciando los estragos que provoca la turistificación en sus ciudades y barrios, uniendo sus justas reivindicaciones laborales a unas luchas vecinales, que también son las suyas.

La Vila de Gràcia, Barcelona. Imagen de Carla Izcara

En esta coyuntura, este 1º de Mayo debería servir para reforzar las demandas laborales específicas de los trabajadores y las trabajadoras del turismo, concretas y específicas en cada territorio, y a la vez, como siempre fue, potenciar las demandas de derechos del conjunto de las clases trabajadoras: acceso a una vivienda digna, mejoras del transporte público, los derechos de las personas migrantes, defensa de la sanidad, educación y los servicios públicos y poder vivir en entornos saludables. Pero, además, en los contextos más tensionados turísticamente, que acaba afectando al conjunto de la clase trabajadora, a todas estas reclamaciones hay que sumarle la lucha contra la turistificación.

Al mismo tiempo, los movimientos contra la turistificación necesitan poner más atención a las demandas laborales y entender que ponerle límites al capital turístico desde dentro de las empresas es absolutamente compatible con sus reivindicaciones. Igualmente, es imprescindible sumar a todos esos sectores que hoy dependen del turismo para poder vivir. Y eso no puede hacerse sin escuchar a las propias trabajadoras y trabajadores del sector, con sus preocupaciones y anhelos. Por ello, celebramos la organización de un taller sobre “Estrategias de lucha laboral en el sector turístico” en el que participamos junto a Kellys Unión Catalunya, Comisiones Obreras, Riders x Derechos y Frente Común (Canarias), en el marco del Encuentro del Sud de Europa contra la turistificación celebrada este fin de semana pasado en Barcelona.

Frente a este contexto, es necesario también entender la necesidad de una transformación del turismo que sitúe a las clases trabajadoras en el centro de atención. El disfrute del tiempo libre, el ocio y el turismo son parte de las reivindicaciones históricas de la clase obrera. La lucha no ha sido solamente por un salario suficiente y unas condiciones de trabajo dignas y seguras, sino también por el derecho al descanso y al tiempo libre: la jornada de ocho horas, las vacaciones pagadas y el acceso a la educación y la cultura fueron combates que el movimiento obrero libró durante décadas. Es por eso que, a las demandas de mejora de las condiciones de trabajo en el turismo, las reivindicaciones generales, y hacer frente a los estragos de la turistificación, habrá que sumarle la apuesta por un turismo popular, organizado en la proximidad, tomando en cuenta los límites biofísicos del planeta, pero con propuestas para ganar un mundo mejor, más vivible y amable, en el que los trabajadores y las trabajadoras puedan también disfrutar del tiempo liberado del trabajo, con actividades de ocio y turismo accesibles y enriquecedoras.

¡Viva el 1º de mayo!