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26-01-2023

La COP15 sobre Biodiversidad: pasos hacia la descolonización de la conservación

Iris Schneider | Alba Sud

Las nuevas metas a escala mundial para la conservación de la biodiversidad con el objetivo puesto en el año 2030 ya están aquí. Pero, ¿cuáles son las figuras de protección que se proponen?, ¿se han tenido en cuenta los derechos de las comunidades indígenas? 


Crédito Fotografía: Coralie Meurice en Unsplash. Habay, Bélgica.

Diecinueve días después del final de la Conferencia de las Partes núm. 27 (COP27) o Cumbre del Clima, se inició la 15ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) o COP15, que duró desde el 7 de diciembre hasta el 19 de diciembre de 2023. La CDB fue creada durante la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, y hoy en día cuenta con 196 miembros. En esta edición se ha celebrado en Montreal, Canadá, y China la ha presidido.

Tras años posponiéndose a causa de la pandemia de la Covid-19, la CDB ha conseguido reunir a 188 de los países que la forman (más los EEUU y el Vaticano), y ha concretado las bases para un marco global de biodiversidad post-2020. El informe final, que se ha titulado “Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal” (MGB), sustituye al Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020 que recogía las Metas de Aichi, un total de 20. Por lo tanto, la COP15 ha significado un importante encuentro a escala internacional que servirá para guiar los próximos años en cuestiones de biodiversidad y que ha resultado en la adopción de 4 objetivos principales y 23 metas para el año 2030.

Resumen del Marco Global de Biodiversidad

Los 4 objetivos principales acordados han sido:

  1. Incrementar el área de ecosistemas naturales a partir de reducir la extinción de las especies y mantener su diversidad genética.
  2. Preservar la biodiversidad según los preceptos del desarrollo sostenible.
  3. Repartir de forma justa y equitativa los beneficios que se derivan de los recursos genéticos, dado que la mayoría de ellos suelen extraerse de tierras indígenas o de países con rentas más bajas.
  4. Promover un flujo económico y tecnológico desde los países ricos a los países pobres para que se apliquen de forma efectiva las metas incluidas en el MGB. Se calculan unos 30 mil millones de dólares al año hasta 2030.

Las metas más destacadas, todas centradas en el objetivo para el año 2030, son:

  • Proteger el 30% del suelo, los océanos, la costa y las aguas interiores de la Tierra, una medida conocida como el 30x30 y, al mismo tiempo, tener en cuenta los derechos de los pueblos indígenas.
  • Reducir los 500 mil millones de dólares al año que reciben en forma de subsidios algunos gobiernos y que utilizan para propósitos que son nocivos para la biodiversidad.
  • Reducir el riesgo que suponen el uso de pesticidas y el exceso de nutrientes.
  • Reducir la contaminación, el desperdicio alimentario, los efectos del cambio climático en la biodiversidad y la introducción de especies no autóctonas.
  • Conseguir la financiación necesaria para el año 2030 en materia de biodiversidad, que es de unos 700 mil millones de $. Se ha propuesto la creación de la Special Trust Fund.
  • Solicitar una mayor transparencia a compañías transnacionales e instituciones financieras para que informen de los riesgos que suponen sus actividades.
  • Armonizar la relación entre la raza humana y la naturaleza mediante planificaciones urbanísticas que incluyan más áreas verdes en la ciudad, e informar sobre prácticas relacionadas con un manejo sostenible de las actividades humanas.
  • Destacar el rol y los derechos de las mujeres y de aquellas personas que luchan por el medio ambiente.

Con el fin de realizar un seguimiento de la correcta implementación de las metas y objetivos, se ha pedido a los países firmantes que presenten un informe, como mínimo uno cada 5 años. Las reacciones en respuesta a los resultados de la COP15 han sido positivas en general, a pesar de que algunas personas, como la ecologista argentina Sandra Díaz, se han quejado de la generalidad de los enunciados y la poca concreción en los números, sobre todo los que hacen referencia al uso de pesticidas, al control del sector empresarial y a los cambios en los modelos de consumo.

Un acuerdo controvertido

Una de las medidas que se ha incluido en el MGB, pero que estaba en discusión desde 2020, ha sido el 30x30: la protección del 30% de la Tierra para el 2030. Los pueblos indígenas han seguido con preocupación los debates entorno a esta medida. En un principio, la propuesta del 30x30 se articulaba según las bases de una estricta conservación de áreas naturales bajo un enfoque neoproteccionista, es decir, no permitir actividades humanas en la zona a proteger. Esto ponía en peligro aquellas comunidades que vivieran en las nuevas áreas delimitadas, con el riesgo de ser expulsadas de sus tierras. Ante esta posible vulneración de los derechos indígenas, durante los últimos años, han ejercido presión mediática para que se tuviera en cuenta el rol del pueblo indígena en los temas relacionados con la conservación de la biodiversidad.

Yoho National Park, Field, Canadá. Foto de Hendrik Cornelissen en Unsplash. 

Según el Consorcio de "Territorios y áreas conservadas por pueblos indígenas y comunidades locales" (TICCA, por sus siglas en inglés), el primer planteamiento del 30x30 era el de una "conservación vertical" impuesta del Norte al Sur que no tenía en cuenta las características específicas y los estilos de vida de cada territorio.

Un 30x30, tal y como se planteaba en un principio, podría ser valorado positivamente en países como EEUU, donde se ha implementado el plan “America the beautiful” para frenar el crecimiento descontrolado de la construcción derivada de la industrialización y de las viviendas. Pero la definición de área protegida debe ser reconsiderada en aquellos países donde viven comunidades locales/indígenas que mantienen una relación de respeto con los recursos naturales de la tierra y no la ponen en peligro. En un artículo publicado en la revista Science Advances (Dinerstein et al., 2019), se muestra objetivamente que algunos países son categorizados como áreas que todavía les queda mucho trabajo para alcanzar el objetivo de proteger el 30% de sus tierras. Pero el periodista de origen indio Subhankar Banerjee, profesor también de Arte y Ecología en la Universidad de Nuevo México, anota que estas localidades suelen coincidir con países que presentan altos niveles de biodiversidad, como es el caso de la India, porque tienen mayor presencia de comunidades indígenas que preservan mejor la naturaleza debido a los estilos de vida que llevan.

Durante la COP15, gracias al trabajo previo realizado por grupos como el TICCA o el Foro Indígena Internacional para la Biodiversidad (IFFB), se ha conseguido que el MGB englobe las peticiones de los pueblos indígenas. Por un lado, porque en el punto del 30x30, se ha incluido que es necesario tener en cuenta los derechos, deberes y responsabilidades de los pueblos indígenas cuando se apliquen medidas de protección y conservación de la biodiversidad. Y, por otro lado, porque las prácticas indígenas han pasado a ser consideradas un “uso tradicional y sostenible de los recursos naturales”.

Turismo y comunidades locales/indígenas

Canadá, sede de la COP15 de este año, es un buen ejemplo de cómo un gobierno trabaja conjuntamente con las comunidades indígenas para avanzar en el objetivo común de la conservación de la biodiversidad sin vulnerar los derechos ni menospreciar los deberes y responsabilidades de los pueblos locales.

Con los Canada Nature Funds, el gobierno de Canadá financia económicamente la plataforma Iniciativa de Liderazgo Indígena (ILI), que fue fundada en 2013 y es gestionada por indígenas. En 2021 el valor económico de estas ayudas ascendió a 340 millones de dólares que serán destinados, durante los próximos cinco años, a iniciativas de conservación lideradas por indígenas.

Uno de los programas de mayor éxito del ILI ha sido el Indigenous Guardians Program. Consiste en formar a personas de comunidades indígenas para que se conviertan en expertas, tanto en conocimiento tradicional como occidental, de gestionar los recursos naturales del territorio y realizar un seguimiento. De esta manera, siempre hay alguien sobre el terreno que puede aportar su conocimiento cuando deben tomarse decisiones sobre los usos que se quieren hacer en un área. Actualmente, existen 120 programas en acción y las tareas de los Guardianes varían según las necesidades de cada lugar. Además, es una posición remunerada y, por lo tanto, incentiva que la juventud se quede a trabajar en su comunidad, se crean vínculos con las generaciones más envejecidas, y disminuye la inestabilidad social.

Colombia. Foto de Sébastien Goldberg en Unsplash.

Los Guardianes también son los responsables de proponer la creación de Áreas Protegidas y Conservadas por Indígenas (IPCA, por sus siglas en inglés). Son áreas delimitadas sobre el mapa por los mismos indígenas, que también son los responsables de cuidar de los recursos hídricos y terrestres del territorio y participar de la toma de decisiones. Así pues, los IPCA son designados por la ley indígena y posteriormente se redactan acuerdos de cooperación con el gobierno de Canadá. Actualmente, existen tres IPCA, consolidados desde 2018, y otros 27 están en proceso de tramitación.

Estas iniciativas son recibidas positivamente por parte de la sociedad, porque permiten que las comunidades tengan posibilidades de subsistencia: gracias a una buena planificación de los usos del suelo, se identifican áreas dentro de los propios IPCA destinadas sólo a la conservación, mientras que en otras pueden desarrollarse determinadas actividades económicas, previamente consensuadas. De esta forma, puede haber industria, que a menudo se abastecerá de productos manufacturados de la zona, y también se han impulsado iniciativas de ecoturismo gestionadas por los propios pueblos indígenas.

Algunas de las actividades turísticas llevadas a cabo son:

  • La construcción de cabañas y el mantenimiento de caminos por parte de los Guardianes de la nación K'asho Got'ine en el IPCA llamado Ts'udé Nilné Tuyeta
  • La formación de compañías de guías turísticas (más de 12), lideradas por indígenas o no, para incluir rutas con guía dentro del IPCA Dene K'éh Kusn.
  • La oferta de actividades lideradas por indígenas que muestren los valores tradicionales, como por ejemplo: la pesca, la observación de la naturaleza y las rutas en kayak.
  • La emisión de permisos de visita dentro del Maquinna Marine Park por parte de la Ahousaht Stewardship Guardian Program.

El mismo pueblo indígena reconoció en su momento su falta de conocimiento en temas relacionados con operaciones, finanzas y publicidad y es por ello que se inició un Programa de Educación en Ecoturismo en colaboración con el Consejo Tribal Heiltsuk, la Vancouver Island University y el North Island College. Consiste en un programa de siete meses para estudiantes de algunas naciones indígenas. Cada mes viajan a una comunidad que emprende actividades económicas relacionadas con el turismo y aprenden de sus experiencias, que les servirán para desarrollar iniciativas propias.

La visión que tienen sobre el turismo los miembros de las comunidades indígenas es cada vez más positiva. Consideran que es una forma de impulsar su economía y crear nuevas oportunidades de sostener, revitalizar y administrar la tierra y así avanzar hacia un futuro acorde con los nuevos tiempos y las necesidades de las generaciones jóvenes.

Ejemplos como éstos sirven de inspiración para forjar reconciliaciones y formas de trabajar entre instituciones gubernamentales y comunidades locales. Con el mismo objetivo en mente, el de la conservación de la biodiversidad, se puede conseguir la protección de las áreas naturales y, al mismo tiempo, respetar a la gente que todavía habita en ellas. La COP15 ha permitido sentar unas bases y ahora es necesario ponerlas en acción tal y como ya han hecho países como Canadá o Australia, con los aborígenes. Los pueblos indígenas apuestan por la formación de alianzas Norte-Sur, la participación en la toma de decisiones y el acceso más simple y directo a los recursos financieros. También están de acuerdo en implementar sistemas de monitorización, tanto en sus territorios como en los que se encuentran cerca de zonas industrializadas, para así poder controlar que hay un correcto desarrollo de las tareas a favor de la conservación de la biodiversidad.

 

Referencias:
E. Dinerstein, C. Vynne , E. Sala , A. R. Joshi , S. Fernando, T. E. Lovejoy , J. Mayorga , D. Olson , G. P. Asner , J. E. M. Baillie , N. D. Burgess , K. Burkart , R. F. Noss, Y. P. Zhang, A. Baccini, T. Birch, N. Hahn, L. N. Joppa, E. Wikramanayake (2019), A Global Deal For Nature: Guiding principles, milestones, and targets. Science Advance, 5(4). 
Este artículo se publica en el marco del proyecto “Reactivació turística post-COVID19: alertes contra l’increment de desigualtats globals. 1a Fase”, ejecutado por Alba Sud con el apoyo de la ACCD (convocatoria 2021).