30-10-2013
La lección del Dr. Puig: el turismo, camino de pobreza
Joan Buades | Alba SudEl libro de reciente publicación del economista Miquel Puig, ex-director general de Industria de la Generalitat de Catalunya, da pie a la reflexión sobre los riesgos de la hiperespecialización turística que se ha vivido en Baleares y por el que Catalunya parece adentrarse.
¿Habéis desayunado bien esta mañana? ¿Tenéis la mente abierta? ¿Queréis a Baleares? Si es así, seguro que os gusta leer buenos libros. Acaba de aparecer uno imprescindible, que no os dejará indiferentes. Encontraréis preguntas que nunca han interesado ni en la universidad ni en ningún gobierno. Lo ha escrito Miquel Puig, un doctor en económicas tarraconense que fue Director General de Industria con el presidente Pujol. Está lleno de cuestiones de interés ciudadano, como por ejemplo: “¿Pero, cuántos puestos de trabajo ha creado el turismo?”. La respuesta es demoledora: “Ninguno. En los primeros doce años del siglo XXI las actividades turísticas han generado en España menos puestos de trabajo que inmigrantes ha atraído para ocuparlos”. Es más: a pesar de que entre el 2001 y el 2007, el año antes del crash, el número de turistas extranjeros había crecido casi el 50%, el gasto asociado solo lo había hecho un 9%, es decir, cada vez son más y gastan menos. ¿Ha afectado por igual la crisis en España? De ningún modo. Los años del “España va bien”, en el País Vasco se creaba poca ocupación pero se reducía significativamente el paro (un tercio menos). En cambio, en Cataluña se generaba más trabajo pero no se notaba mucho en términos de paro. A la vez, la campeona era una región que ofrecía un 30% más de puestos de trabajo mientras, increíblemente, aumentaba el paro un 52%. Sí, es el que estáis sospechando: habla de Baleares. A raíz de esto, hemos pasado de estar arriba en renta per cápita después de Madrid a ser la séptima región, después de la Rioja y la Aragón. Impactante, ¿verdad?
Si no tenéis activada la función "cerebros mínimos", os preguntaréis cómo ha sido posible este milagro en negativo, que desmonta el mito que vivimos -y muy bien- del turismo. Miquel Puig llama la atención sobre la noción de "mercado de trabajo dual". En Baleares hemos apostado por favorecer los trabajos de baja calificación y hemos monospreciado las que requieren una buena formación. Traducido, hemos ayudado a crear ocupación precaria, ultraflexible y mal pagada a fin de que se acelerara tanto el encementado del país como la masificación turística mientras dejábamos sin oportunidades de trabajo de calidad a nuestros jóvenes. Si quieren vivir aquí, pueden hacerse albañiles o camareros o vendedores ambulantes, pero se tienen que olvidar de tener un buen trabajo porque no podrán ser los técnicos, científicos, ingenieros o médicos que soñaban cuando entraron en la universidad. Justo lo contrario de lo que han hecho los vascos. Estos, como los fineses cuando estuvieron en quiebra a principios de los 90, han apostado por priorizar la industria y la investigación. Así han conseguido aumentar el segmento de trabajo cualificado. Dan envidia, ¿no?
Las consecuencias de esta ceguera están siendo letales para el bienestar y unas oportunidades de trabajo digno. Destacaría dos: el todo turismo y cemento ha actuado de imán migratorio radical. Entre el 1996 y el 2012, en Baleares hemos incrementado la población recién llegada un 47% (ahora representa más de la quinta parte), en Cataluña un 24% (es decir, uno de cada seis), mientras que en el País Vasco a penas roza un 7% (uno de cada 14). Paralelamente, por carencia de incentivos en oferta laboral cualificada, esta "relación perversa entre especialización turística y paro" (sic) ha hecho que las Baleares seamos líderes tanto en abandono escolar (¡el 40% aquí frente a un 16% en el País Vasco!) cómo en nivel ínfimo de formación (¡30 puntos menos de estudiantes con Bachillerato o FP por el hecho de vivir aquí y no a Donosti o Bilbao!).
Estamos, pues, ante una invitación muy documentada a plantearnos, por primera vez, una alternativa de bienestar mejor que la masificación turística y la destrucción del paisaje del país. Si cerramos los ojos, este camino nos llevará a una pobreza mayor que la actual y hará todavía más ricos a unos pocos. A finales de los 80, Gabriel Cañellas, el primer presidente corrupto de "lo nostro", firmó un libro, Baleares, camino de progreso, donde prometía que, si vendíamos nuestra alma al dios del dinero fácil, seríamos la California de Europa. No se ha sabido nada más de esta fantasmada. Su verdadero autor, Antoni Alemany, en cambio, está a punto de entrar a la prisión por fraude y prevaricación. Toda una metáfora de la marca Baleares que se hunde. "La salida del laberinto. El camino para superar la crisis creando puestos de trabajo decentes" ayuda a repensar en el bien común y en un futuro donde nuestros jóvenes puedan vivir dignamente. Muchas gracias, maestro Puig, por abrir un debate crucial.
Publicado originalmente en catalán en el diario Ara Balears el 23 de octubre de 2013.
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