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Noticia | Construcción de paz y DDHH

14-04-2012

Bajo Aguán: ¿Hasta cuándo?

Giorgio Trucchi

Giorgio Trucchi | El pasado 11 de abril de 2012 moría asesinado Doninely “Adonis” López Alvarado, miembro del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA). Con esta nueva muerte se elevan a 46 los campesinos asesinados en el Bajo Aguán desde el golpe de Estado de 2009. 


Crédito Fotografía: Nueva Vida en Nigores. Fotografía de Giorgio Trucchi / Rel-UITA

Doninely “Adonis” López Alvarado, de 46 años, fue asesinado de seis balazos de armas de grueso calibre mientras se trasladaba en su motocicleta hacia el asentamiento La Confianza, en la margen derecha del rió Aguán. Pertenecía a la empresa Camarones y era miembro del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA). Con ese vil atentado suman 46 los campesinos organizados que han sido asesinados en los últimos dos años y medio en el marco del conflicto agrario en el Bajo Aguán.

El cruel asesinato ocurrió el 11 de abril pasado en las inmediaciones de la planta extractora propiedad de la cooperativa Salamá, a poca distancia de la entrada del asentamiento La Confianza, una de las fincas recuperadas por el MUCA y objeto hoy de negociaciones entre las organizaciones campesinas, los terratenientes productores palmeros y el gobierno.

“Lo asesinaron sin piedad como ya han asesinado a muchos otros compañeros. Están tratando de presionarnos para que aceptemos firmar un acuerdo con el gobierno que nos asfixiará económicamente para así volver a quitarnos la tierra.

Es la estrategia que siempre usan. Nos asesinan para tratar de amedrentarnos y ablandarnos. Lo han hecho hace poco con el compañero Matías Valle y ahora con ‘Adonis’ López”, dijo a Sirel, Vitalino Álvarez, vocero del MUCA margen derecha.

Este hecho de sangre que enluta nuevamente el Bajo Aguán y las cientos de familias campesinas que siguen luchando por el acceso a la tierra y el derecho a tener una vida digna, evidencia una vez más la falta de voluntad del régimen hondureño para tratar de resolver el grave conflicto agrario existente y romper el círculo vicioso de la impunidad, así como la inutilidad de la militarización de la zona.

“Era un compañero muy comprometido que trabajaba de albañil, entrenando a otros compañeros que iban a trabajar en los proyectos de construcción. No tenía cargos directivos en el MUCA, pero siempre se destacó por su participación en el movimiento”, recordó Álvarez.

La grave crisis de derechos humanos y la impunidad que reinan en el Bajo Aguán, más la pérdida de tantas vidas humanas en los últimos años, han sido objeto de creciente preocupación por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual se refirió a ese tema en su Informe anual de 2011.

Asimismo, las organizaciones que integraron la Misión Internacional de Verificación continúan trabajando para que la comunidad internacional siga con los ojos puestos en el Bajo Aguán.

“Condenamos la inseguridad en que estamos viviendo y el desinterés del Estado en dar una respuesta a esta problemática. La gente vive aterrorizada y de nada ha servido militarizar la región, porque los asesinos siguen al acecho y ninguno de los delitos cometidos ha sido esclarecido, ni los responsables fueron castigados ”, concluyó el vocero del MUCA.


Artículo publicado originalmente en la página Web de la Rel-UITA