30-05-2025
Ecoterritorios: agroecología y turismo de proximidad
Raül Valls | Alba SudEl proyecto EcoTerRes, impulsado por SEAE, nos ha permitido transitar y conocer cómo se abre camino la producción agroecológica. Espacios para la alimentación de proximidad que también lo pueden ser para repensar un modelo de turismo que, como la agricultura industrial, parece tocar a su fin.
Crédito Fotografía: Granja La Coromina a la Vall d'en Bas. Foto La Coromina.
Alba Sud hemos participado activamente en el proyecto EcoTerRes, impulsado y liderado la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) y que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España. Este proyecto contribuye con sus acciones a la implementación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030. Se trata de poner en valor experiencias ejemplares y replicables que están contribuyendo a ese necesario tránsito hacia modelos de desarrollo más sostenibles y resilientes. Esta transición no solo será posible con el desarrollo progresivo de prácticas agroecológicas y el establecimiento de unidades territoriales donde los diferentes actores colaboren con tal fin, también son necesarias prácticas turísticas que se pongan al servicio del fortalecimiento económico de estos territorios. Y es en este sentido que Alba Sud hemos participado activamente para hacer posible que esa relación entre producción agroecológica de alimentos saludables y visita turística de proximidad.
Ecoterritorios, espacios para la transformación ecosocial
Como explica Aina Calafat, coordinadora internacional de SEAE e impulsora principal del proyecto, “los ecoterritorios son espacios que integran prácticas agroecológicas, promoviendo la sostenibilidad ambiental, la cohesión social y la resiliencia climática. Estos territorios buscan redefinir los modelos agrarios, alimentarios y de ocio para adaptarse a los desafíos del cambio climático”. La producción de alimentos ecológicos y de proximidad se convierte en condición necesaria, pero no suficiente si no surgen a su alrededor un circuito de canales cortos de comercialización en los que el visitante de proximidad puede tener un papel fundamental en el consumo y difusión de los productos. Es en este sentido que prácticas agroalimentarias ligadas a un turismo de proximidad, que tal y como señala Aina Calafat, “suponen una alternativa sostenible al turismo convencional”. Este enfoque, continúa Calafat, “promueve relaciones más equitativas entre visitantes y comunidades locales, reduce la huella ecológica y se vincula con prácticas agroecológicas, fortaleciendo las economías locales y promoviendo la soberanía alimentaria”.
El proyecto EcoTerRes se ha desarrollado durante los años 2024 y 2025 y ha consistido, entre otras acciones, en un mapeo de iniciativas agroecológicas y de turismo de proximidad vinculadas al sistema alimentario en tres provincias: Málaga, Girona y Mallorca. Estos tres territorios tienen en común tener zonas costeras muy turísticas y con muchas décadas bajo las lógicas de crecimientos urbanísticos y de intensos cambios en los usos del suelo que desplazaron y extinguieron a las actividades primarias. Pero al mismo tiempo conviven con zonas de interior donde todavía subsisten zonas rurales, que, bajo diferentes presiones y realidades, están apostando hoy por una transformación agroecológica.
Este mapeo implicaba una profunda y amplia investigación a partir de entrevistas muy detalladas a toda una serie de actores vinculados a las iniciativas agroecológicas con el objetivo final de promover una Guía de buenas prácticas para la resilencia de los sistemas agroalimentarios. Fruto de este mapeo, se han seleccionado una serie de experiencias que por su ejemplaridad, buen manejo de la tierra y el ganado, e implicación con la agroecología y el territorio, se identifican como buenas prácticas, que pueden servir de inspiración y aprendizaje para otros territorios. Entre las experiencias seleccionadas y de las que están disponibles sus entrevistas grabadas, está el Biodistrito impulsado por el GDR Guadalhorce (Málaga), iniciativas de producción y consumo agroecológico como Molí d’en Perer, La Coromina y Menja’m Agrocuina (en la Vall d’en Bas Girona) o el impulso de la Ley de la Serra de Tramuntana (en Mallorca).
También se han organizado, charlas, talleres, divulgado artículos, y se concluyó con la organización las XXXI Jornadas Técnicas de SEAE, en esta ocasión centradas en el proyecto EcoTerRes y que se celebraron en la Universitat de Girona el 9 y 10 de mayo del presente año con la participación de sesenta personas de diferentes puntos de España. Si la jornada del 9 tuvo un carácter académico, la del 10 se desplazó a uno de los territorios que se ha convertido en paradigmático para el proyecto EcoTerRes: la Vall d’en Bas, municipio de la comarca de la Garrotxa (Girona) en la que se visitaron tres propuestas agroecológicas:
- La Granja Les Comes (Molí del Perer), cerca de Hostalets d’en Bas, es una explotación ecológica de la familia Vila con vacas lecheras dedicadas a la producción de leche ecológica para otras industrias transformadoras. Por otro lado, disponen de un taller para la producción propia y comercialización de quesos y otros derivados lácticos.
- Menja’m es una agrococina en la masía de Can Serrat, situada en el pueblo de Joanetes, donde la familia Serrat- Plana, que transformó su explotación agraria ya no viable en un taller donde elabora una gran diversidad de platos cocinados con productos de proximidad, en parte de su producción hortícola, y que se comercializan en la propia comarca de la Garrotxa.
- La Granja La Coromina, en el pueblo de Joanetes, es una explotación lechera con 400 vacas Frisona- Holstein en ecológico que se comercializa dentro de la marca ATO. La granja ha hecho una gran apuesta por la difusión pedagógica de sus actividades, recibiendo visitas escolares y familiares. Con un aula pedagógica y una pequeña tienda donde comercializan productos tanto propios como de otras iniciativas ecológicas y artesanales de la comarca.
La Vall d’en Bas, un ejemplo de ecoterritorio en transición
Desde el proyecto EcoTerRes se ha puesto, entre otros territorios de las provincias de Girona, Málaga y la Isla de Mallorca, el foco en el territorio de La Vall d’en Bas, donde se han visto de forma clara las condiciones para una evolución del modelo agrícola en clave de una transición ecosocial justa –voluntad política local explicita, aporte de conocimiento técnico y científico y un ecosistema emergente de iniciativas agroecológicas–, que se han unido y conjurado para transformar y revitalizar el sector primario del municipio. Un viejo valle habitado desde tiempos prehistóricos y con una gran potencialidad de futuro: tierras de gran fertilidad, pluviosidad importante y un clima benigno, un acuífero que garantiza la disponibilidad de agua, un paisaje de gran belleza y biodiversidad, y una memoria campesina viva y con voluntad de recuperar lo mejor de su pasado.
Con este contexto, y desde el Ayuntamiento de la Vall d’en Bas en la Garrotxa (Girona), un municipio formado por diferentes pueblos y un gran llano agrícola, cabecera del río Fluvià, en 2021 se inició el proyecto “Transición agroecológica en la Vall d’en Bas”. Este tiene como objetivo apoyar y revitalizar a un sector primario local en claro declive y acompañarlo en una transformación que le permita, por un lado, ser viable económica y socialmente, y, por otro, responder a la crisis ecológica y energética en la que está inmersa nuestra sociedad.
El proyecto parte de la constatación del agotamiento de un modelo agrario de tipo industrial - fordista, surgido de la “Revolución verde” de mediados del siglo XX, que promovía una reducción de la diversidad agraria y el enfoque en pocos cultivos (o directamente monocultivo), orientados a la exportación o en el caso de La Vall d’en Bas en un 99% dedicado a la alimentación animal. Este modelo, por otra parte, cada vez más subordinado a los sistemas “integrados” promovidos por grandes empresas agrarias, acaban convirtiendo al ganadero en un trabajador dependiente de la gran industria. En La Vall d’en Bas este modelo se expandió con la gran redistribución de terrenos y concentración parcelaria realizada en 1965, previa al nacimiento del municipio en 1968, y que engloba hoy a siete pueblos. Con esta concentración, se ampliaban y ordenaban las explotaciones agrícolas y se las hacían más productivas dentro de las lógicas de crecimiento a ultranza que imponía el modelo agrario industrial-fordista del periodo de fuerte desarrollo económico entre 1945 y 1973. Se trataba de modelo que ahora llamamos “convencional” y que ha mostrado globalmente sus límites y perversiones. En un municipio que partía de ser uno de los que más familias agricultoras y ganaderas tenía en Catalunya a principios de los años 80, hoy se encuentra en una rápida decadencia: reducción del número de explotaciones y concentración en pocas manos de la tierra; envejecimiento del sector y falta de relevo generacional; banalización del paisaje y pérdida de biodiversidad, tanto agraria como natural; y amenazas sobre los suelos agrícolas y aguas subterráneas por la construcción de nuevas infraestructuras de movilidad y los crecimientos industriales.
El proyecto, impulsado por el Ayuntamiento y liderado técnicamente por la cooperativa de dinamización local agroecológica Arran de Terra, realizó una diagnóstico de la situación del sector en el municipio, utilizando la metodología DAFO. A pesar de la situación referida sobre el declive del modelo hegemónico convencional, a su vez, se detectaban tendencias positivas con la aparición de explotaciones, en general lideradas por jóvenes, que apostaban su supervivencia a un modelo agroecológico. El objetivo del proyecto ha sido apoyar y fortalecer sus posibilidades de éxito, impulsando acciones de asesoramiento y de difusión y visualización pública de sus actividades. El Ayuntamiento ha organizado diferentes actividades de carácter lúdico y divulgativo para dar a conocer estas iniciativas. Aprovechando las fiestas mayores de los pueblos del valle, se llevó a cabo la actividad “Descobreix el que menges” (“Descubre lo que comes”), las rutas de visita “Tasta la vall” (“Paladea el valle”), con degustación y explicación sobre la producción en cada explotación y el “Agrofest”, un festival rural con distintas actividades lúdicas, pero con el objetivo central de dar a conocer la producción agrícola y ganadera del valle, tanto a sus propios vecinos y vecinas, como al resto de la comarca y a sus visitantes foráneos.
Todas estas actividades, de ocio turístico de proximidad, tienen como objetivos la promoción y recuperación de los productos y variedades locales, potenciar su comercialización de proximidad, la recuperación, fortalecimiento y diversificación del sector y la mejora de la biodiversidad agraria y natural a través de manejos más sostenibles y respetuosos con el suelo. Todo ello enmarcado dentro de la necesaria transformación del sector primario hacia un modelo agroecológico que ponga en el centro la soberanía alimentaria del territorio e impulse un modelo agroturístico de proximidad al servicio de la capacidad comercializadora de las iniciativas y de dar a conocer de forma pedagógica sus actividades a una población cada vez más ignorante sobre la producción y procedencia de los alimentos que consume diariamente.
El turismo de proximidad, un buen aliado de los ecoterritorios
En este sentido, el turismo de proximidad puede ser un buen aliado para reforzar y hacer más viables los ecoterritorios y sus iniciativas agroecológicas así como las ideas y proyectos que los impulsan. También pueden ser útiles para desvanecer desconfianzas mutuas y acercar el mundo rural a la agroecología. Los ecoterritorios convierten en un sujeto activo para hacer pedagogía sobre el valor y la importancia social de la producción de alimentos y del campesinado. Son un poderoso instrumento para la protección de los suelos agrícolas y el cuidado del territorio ante incendios forestales y otras amenazas.
Por esta razón, es importante que sean conocidos, estén abiertos a las visitas recurrentes y sean vistos como lugar de ocio y consumo por parte de las poblaciones próximas. Es evidente que esto se tiene que hacer de manera planificada y regulada, buscando la convivencia y teniendo claro que su principal función es la producción de alimentos saludables y para el consumo de proximidad. No pueden ser entendidos solo como meros jardines para el recreo y diversión del visitante. Hace falta, por tanto, organizar con cuidado las visitas para que quienes lleguen se lleven, tanto conocimientos y valores relacionados con el mundo rural, como productos de consumo diario, con la conciencia de estar comprando no para llevarse un recuerdo, sino para “llenar la despensa”, convirtiendo esta adquisición en algo habitual. Será entonces posible que ambas actividades y necesidades humanas convivan y se retroalimenten positivamente.
Conclusiones
La inclusión del concepto de turismo de proximidad en el proyecto EcoTerRes nos ha dado la oportunidad de reflexionar sobre las potencialidades que la transformación agroecológica abre para repensarlo a partir de parámetros distintos a los que se han desarrollado desde que se inicio la aceleración social que hemos vivido a partir de 1945. En este sentido, la industrialización de la agricultura que implicó la “revolución verde” y su intenso productivismo y extractivismo, ha ido unida y paralela a la construcción del modelo de turismo fordista y mercantilizado que hoy nos aparece cada más imposible de sostener por más tiempo. Ambas prácticas humanas, alimentarse y disfrutar del tiempo libre, necesidades humanas que durante décadas hemos resuelto bajo el impulso fósil de un petróleo abundante y barato, parecen haber tocado techo, inmersas en una profunda policrisis global que amenaza el equilibrio ecológico del planeta y la supervivencia de la humanidad.
Una nueva, o recuperada, manera de relacionarnos con la tierra que nos alimenta, debe implicar también nuevas formas de ocio turístico ahora sustentadas en las necesidades humanas básicas de descanso, salud, cultura y tiempo libre. Una sociedad en paz con el planeta, que seguirá necesitando de una producción de alimentos saludables y de proximidad, de una industria de productos de primera necesidad, también va a requerir de unas prácticas turísticas que tengan en cuenta tanto los límites planetarios como la justicia social y la igualdad entre todos los seres humanos. Los ecoterritorios pueden ser aquellos espacios de esperanza de los que nos hablaba David Harvey, lugares para un nuevo tiempo donde sea posible una vida digna en un planeta habitable.
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