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Reportaje | Turismo Responsable | México

24-02-2022

La sostentabilidad turística hace aguas en Cancún

Itzel García Santamaría & Marina Pérez Gamisel | Alba Sud

Cancún llega a su límite. La construcción de dos nuevos complejos hoteleros pone en evidencia el modelo turístico actual y deja entrever los graves problemas de capacidad de carga y tratamiento de aguas que se alejan de cualquier intento de desarrollo sostenible.


Crédito Fotografía: Fernando García de Pixel, bajo licencia creative commons.

Mar turquesa, playas de arena blanca; extensiones de biodiversidad en arrecifes, islas, lagunas, cenotes y selva; la riqueza ancestral de la cultura maya; una excelente conectividad aérea y terrestre, junto con su infraestructura hotelera, son factores que han posicionado a Cancún como el destino turístico mexicano de mayor reconocimiento a escala mundial y como ciudad líder de América Latina.

Las cifras turísticas hablan por sí solas. Hoy en día, la ciudad de Cancún, perteneciente al municipio de Benito Juárez, cuenta con casi cuarenta mil habitaciones, incluyendo las que están en construcción, a las que deben añadirse las zonas residenciales y vacacionales, junto con la creciente oferta de alquiler vacacional.Como muestra del éxito, de enero a agosto de 2019 se registraron 29.8 millones de turistas internacionales por vía aérea y 7.2 millones en crucero, un 7.6% más que en el mismo periodo del año anterior, los cuales dejaron un beneficio económico de 17.150 millones de dólares, según datos de la Secretaría de Turismo del gobierno mexicano. Cancún fue el primer Centro Integralmente Planeado del Fondo Nacional del Turismo (FONATUR). Desde su apertura, a principios de los años setenta, los viajeros han consumido el producto de sol y playa, alojándose en los hoteles ubicados a lo largo de los 23 kilómetros de costa del Boulevard Kukulcán.

El turismo es uno de los motores económicos de México, tal como señala el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien afirma que el desarrollo hotelero y turístico ha permitido que Cancún crezca entre 8% y 10% anualmente. Este crecimiento ha motivado a ciudadanos de otras zonas del sureste mexicano a desplazarse hacia Cancún en busca de las oportunidades que ofrece el sector turístico en materia de trabajo. Según el modelo Butler (1996), Cancún ya es un destino turístico maduro que manifiesta signos de saturación; por lo tanto, la continuidad del crecimiento hotelero representa una serie de amenazas ecológicas y sociales.

En los últimos años, dos megaproyectos hoteleros en Cancún han avivado el debate en torno a los impactos ambientales del desarrollo turístico. El primero es el Grand Island Cancún, que consta de 3.000 habitaciones, centro de convenciones, parque acuático, villa comercial, spa, gimnasio, club de tenis, canchas de usos múltiples, trece restaurantes, nueve snacks, diecinueve bares, embarcadero privado y campo de golf. El segundo es el Hotel Riu Riviera Cancún, en Punta Nizuc, de inversión española, que sumaría 530 habitaciones.

Grand Island Cancún

El complejo hotelero Grand Island Cancún estaría gestionado por AMResorts, integrada en el Apple Leisure Group, el mayor grupo turístico de Estados Unidos. De acuerdo con el director general de Grupo Murano, empresa desarrolladora de dicho proyecto, entre sus fuentes de financiación se encuentran el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) y dos bancos extranjeros. Este megaproyecto representa la mayor inversión en el sector turístico mexicano de los últimos 30 años, Sin embargo, su construcción ha sido frenada.

La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) número 23QR2018TD152 concluyó que el proyecto Hotel Grand Island Cancún era viable para su construcción y operación, ya que tendría pocos impactos ambientales de escasa importancia, la mayoría de ellos mitigables. Según la planificación inicial, el Grand Island Cancún sería construido en dos fases. La primera parte del hotel comenzaría a operar en 2022 y la segunda en 2024. Sin embargo, el 4 de diciembre de 2019 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en Quintana Roo, emitió la orden de clausura contra este proyecto. Tal decisión desencadenó un litigio que se prolongó varios meses, durante los cuales se interpusieron tres juicios de amparo contra la decisión de poner fin al proyecto. A mediados de 2021, un juez sobreseyó el proceso y ratificó la clausura del Grand Island por sus inminentes efectos ecológicos y sociales adversos.

Figura 1. Línea temporal del megaproyecto hotelero Grand Island Cancún

Fuente: SEMARNAT, 2018; Barrera, 2019, 2021; Vázquez, 2019; NOTICARIBE PENINSULAR, 2021.

Hotel Riu Riviera Cancún

El Hotel Riu Riviera Cancún tambiéncuenta con detractores. Un grupo de estudiantes menores de edad y activistas promovió el juicio de amparo 74/2020 contra su construcción. Ante ello, el Juzgado Quinto de Distrito, con sede en Cancún, reconoció el 16 de octubre de 2020 que este proyecto implicaba potenciales daños ambientales. En consecuencia, se dictó su suspensión definitiva; aunque esta orden fue revocada el 15 de julio de 2021 por el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito en Quintana Roo, favoreciendo a la empresa española. Actualmente, el Hotel está en fase de construcción y ya se puede apreciar su estructura.

Por su parte, el Grupo Riu demandó por corrupción de menores al activista y abogado Gerardo Solís. Este defensor de los derechos ambientales fue acusado de manipular a los estudiantes menores de edad que interpusieron el amparo. Desde los puntos de vista de la ecologista Araceli Domínguez y del propio imputado, esta acción se manifiesta como un acto intimidatorio y de criminalización de la protesta, que busca desalentar y desgastar la lucha de los menores de edad en defensa del derecho a un medio ambiente sano. En México, tal derecho está consagrado en el Artículo 43 de la Ley General de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes y en el Artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Amenazas de perturbación ecológica

El entorno de la zona hotelera de Cancún, donde se ubican ambos proyectos, está conformado por Áreas Naturales Protegidas, como el Caribe Mexicano, la Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc y los Manglares de Nichupté. Estas áreas requieren ser preservadas y restauradas, debido a que albergan especies en peligro de extinción, endémicas y sujetas a protección especial.Dichos lugares se caracterizan por su fragilidad y sensibilidad ante los impactos de las actividades humanas como el turismo.

ElSistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) es la segunda barrera de coral más importante en el mundo, se extiende a lo largo de México, Belice, Guatemala y Honduras. En el caso de México, el SAM se ubica en la Reserva de la Biósfera Caribe Mexicano, donde habitan 1900 especies de flora y fauna, 86 especies de coral y más de 500 especies de peces. La pérdida del arrecife traería consigo inundaciones recurrentes, pérdida de infraestructura (urbana, turística y de comunicaciones) e incluso de vidas humanas, dado que los arrecifes de coral reducen el impacto generado por tormentas y huracanes, la erosión de la costa y el acceso del mar a tierra (SEMARNAT, 2016).

Según el reporte de salud sobre el Arrecife Mesoamericano 2020, realizado por la organización Healthy Reefs, el índice de salud arrecifal revela que en México el 17% del arrecife se encuentra en estado crítico , el 41% en mal estado, 32%  regular, 9% se halla en buen estado y únicamente el 1% se encuentra en estado óptimo. El mismo informe menciona que en 2018 llegó a México el Síndrome blanco, una enfermedad altamente letal para el coral, concretamente en la porción mexicana del SAM, mató a más del 30% de 22 especies de coral en tan solo año. De acuerdo con Lorenzo Álvarez Filip, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, se sospecha que el Síndrome blanco fue propagado entre países por medio de los cruceros, al verter en el mar agua con patógenos, y que los turistas pudieron transportar la infección en su equipo de buceo. Entre los factores de estrés que amenazan al arrecife de coral se encuentran el cambio climático, la contaminación marina y la saturación de las plantas de tratamiento y saneamiento de aguas residuales. 

Limpieza de sargazo en las playas de Cancún. Imagen de SEMARNAT, bajo licencia creative commons.

Otro gran protagonista en las playas del caribe mexicano es el sargazo, una macroalga queprovee de refugio al pez dorado, al pez volador, a crustáceos y a tortugas marinas. Esta se convierte en una pesadilla para hoteleros cuando se reproduce a grandes niveles y las corrientes lo acarrean a las costas, tintando las playas de color marrón y; a los turistas, ya que al descomponerse libera sustancias orgánicas tóxicas desprende un olor fétido. Más allá del impacto en la industria turística, el sargazo es un desastre ecológico de grandes dimensiones, advierte Brigitta I. Van Tussenbroek, investigadora en Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Como cualquier otra especie invasora, el sargazo perturba al medioambiente local, es una especie invasiva que genera cien veces más nutrientes de los que requieren estos ecosistemas, por lo que bacterias y otros microorganismos crecen descontroladamente y afectan a las especies nativas. A su paso encuentra pastos marinos y arrecifes coralinos que bloquean el paso de la luz e impide la fotosíntesis de las especies locales. De acuerdo con Chuanmin Hu, investigador de la Universidad del Sur de Florida, este fenómeno, se ha dado debido al calentamiento de las aguas de los océanos, una de las consecuencias del cambio climático. El cual, altera las corrientes marinas, los vientos y la temperatura del mar, lo que favorece el crecimiento del sargazo. Además, una de las causas más probables de la proliferación del Sargazo es la descarga inusual de nutrientes del río Amazonas al mar, debido en gran medida a la deforestación y las actividades agrícolas, la actividad agropecuaria, la industria y la minería y, el afloramiento de nutrientes del fondo marino en las costas africanas.

Cintrón Gómez, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, aseguró que las actuales condiciones de la laguna “piden a gritos la urgente limpieza de sus aguas”, los últimos estudios realizados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CNANP) sobre la calidad del agua, mostraron presencia de cadmio, un metal altamente tóxico, que las autoridades ambientales relacionan con la presencia de embarcaciones hundidas. El presidente aseveró que el Sistema Laguna Nichupté debe ser visto y tratado como lo que es, un paraje natural que complementa la oferta turística de las playas de Cancún. El sector hotelero impulsa un proyecto para sanearlo y piden que se destine parte de los recursos recaudados para la limpieza de playas de Sargazo mediante el cobro del impuesto de saneamiento ambiental, el cual actualmente acumula alrededor de 130 millones de pesos.

A su vez, diversas personas ambientalistas han interpuesto denuncias y organizado protestas ante los riesgos latentes para la preservación, conservación y equilibrio de los ecosistemas. Así lo denuncia Katerine Ender ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), evidenciando el daño ambiental que el proyecto Grand Island ha causado en la Laguna de Nichupté. La conservación de la laguna, sus manglares y humedales son fundamentales para que los ecosistemas de la región funcionen de manera equilibrada. De la misma manera, la presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), Araceli Domínguez, denunció ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) las irregularidades en el proceso de autorización del Hotel Riu Riviera Cancún, que sería construido en detrimento de los recursos naturales. Por otra parte, el abogado Gerardo Solís Barreto denunció actos de corrupción del Gobierno del Estadoque favorecían al Grupo Riu para llevar a cabo su proyecto en Punta Nizuc. Solís también denunció los daños que la construcción ha provocado en la duna costera y el peligro de contaminación de la Laguna de Nichupté por mala gestión de aguas residuales.

Cancún en construcción. Imagen de Antonio Aledo / Alba Sud, 2015.

FONATUR se ha posicionado contra la construcción del Riu Riviera Cancún y Grand Island Cancún, debido a que el crecimiento hotelero, expresado en el número de habitaciones, rebasa la capacidad del territorio en materia de tratamiento de aguas residuales, movilidad y otros suministros y servicios básicos. FONATUR no se opone a la inversión hotelera, pero sí se posiciona en contra de estos dos proyectos, debido a la sobresaturación y los daños ambientales que conllevan.

La infraestructura turística continúa creciendo de forma desmedida, sometiendo a Cancún a una gran presión, ya que se ha superado la capacidad de carga turística y de las plantas de saneamiento y tratado de aguas residuales. Además, mientras la zona hotelera brilla, hay cortes de luz y de suministros en zonas residenciales. Esto representa una grave amenaza para la estabilidad ecológica y social del destino, y pone en evidencia la importancia de centrar los debates políticos en el marco de la transición ecológica.

Reflexiones finales

La infraestructura turística ha estado creciendo de forma desmesurada, sometiendo a Cancún a gran presión. La construcción de dos nuevos complejos hoteleros ha puesto en evidencia el modelo turístico actual, el cual ha superado la capacidad de carga turística. Este problema aumenta en los modelos basados en la proliferación de hoteles en detrimento de los ecosistemas. Un ejemplo de ello ha sido Cancún, dónde es objeto de debate. El crecimiento al que se ha sometido responde a una lógica de acumulación y reproducción del capital que no se detiene ante los altos costes sociales y medioambientales. O transformamos o condenamos al planeta.

Factores como el aumento de plazas hoteleras, junto con la temporalidad del destino, han provocado numerosos daños colaterales que afectan al conjunto de la población. Como ha ocurrido con la saturación de la capacidad de las plantas de saneamiento y de tratado de aguas residuales. Problemas derivados de una falta de rigurosidad turística y de criterios con base social y medioambiental en la planificación turística de la localidad.

El sector turístico es altamente vulnerable al cambio climático y, al mismo tiempo, contribuye al mismo, entre otras formas, mediante la emisión de gases de efecto invernadero, una de las causas del calentamiento global. El compromiso con el clima en el turismo es, por lo tanto, sumamente importante para garantizar la resiliencia del sector. No hacer frente a la emergencia climática supone una grave amenaza para la estabilidad ecológica y social del destino, y pone en evidencia la importancia de centrar los debates políticos en el marco de la transición ecológica. En este contexto, es clara la necesidad de repensar el turismo y la reconversión del caribe mexicano. Se abre una oportunidad para proponer proyectos que favorezcan una transición ecológica inaplazable. Cancún debe transformarse. 

 

Este artículo se publica en el marco del proyecto «Turismo inclusivo, una demanda de justicia global», desarrollado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, convocatoria Justicia Global 2020.