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Artículo de Opinión | Turismo Responsable | España

19-11-2019

Kellys de hoy y de ayer

Rafael Borràs | Alba Sud

Durante el 2o Congreso estatal de las asociaciones de Kellys Unión, celebrado en Palma el 15 y 16 de noviembre, se escucharon las voces de dos camareras de piso veteranas en las luchas de la hostelería en los años 70, Antonia Andani y María Bonnín.


Crédito Fotografía: Rafael Borràs.

Marta Rovira Martínez, en su libro “La Transició franquista. Un exercici d'apropiació de la història"  [La Transición franquista. Un ejercicio de apropiación de la historia] (Pòrtic, 2014), nos convoca a reflexionar "sobre el papel de la memoria pública como elemento de cohesión de la sociedad". Es una apelación siempre pertinente, que nos tiene que hacer avanzar en las políticas implementadas hasta ahora para garantizar los derechos de lesa democracia a la verdad, la justicia, y la reparación de todas las víctimas del golpe de estado franquista contra la Segunda República, y la posterior represión fascista. En  este avanzar en materia de memoria democrática, reivindico, entre otras, las luchas por la democracia y la mejora de las condiciones sociales y de trabajo del incipiente movimiento obrero de Baleares  de los años 60-70. Así mismo, me parece del todo oportuna la reivindicación de la memoria de las primeras luchas y conquistas en la etapa post dictadura franquista.

Esta reivindicación de memoria democrática viene  a colación de la celebración este pasado fin de semana en Palma del segundo congreso estatal de Kellys Unión, en el cual la organización tuvo la excelente idea de ofrecer, en la primera de las sesiones, una charla de dos pioneras, Antonia Andani y María Bonnín, de la lucha obrera en la hostelería de Mallorca. María Bonnín fue protagonista principal, en palabras de Llorenç Capellà en el libro "Mallorca i el món obrer" (Editorial Moll, 1977), de "uno de los primeros conflictos laborales que tuvo un cierto eco en la Mallorca franquista". Señalar, por otra parte, que en este libro de Capellà se explican con bastantes detalles los orígenes, desarrollo, y conclusión de esta huelga en el Hotel Bellver, iniciada el verano de 1973, y protagonizada, fundamentalmente, por camareras de piso, es decir, por kellys.  No está de más recordar que las infrahumanas condiciones de trabajo de las kellys vienen de lejos. Fijaos en lo que en este libro -por cierto, un texto que considero tendría que tener más difusión para lo cual quizás es imprescindible una reedición-, dice María Ángeles Larrasquitu: "Como camarera que soy, he trabajado diecisiete horas diarias, hacíamos guardia cada cinco días, y cobrábamos nueve mil pesetas".

Aunque, desgraciadamente, no haya –al menos que yo conozca– literatura que haga mención a las camareras de piso líderes de las más importantes luchas sindicales de finales de los años 70 y principios de los 80, hay que recordar que conquistas laborales, como por ejemplo los dos días libres consecutivos a la semana, o que las camareras de piso cobren el mismo salario que las categorías profesionales de comedor o bar, tienen nombres y apellidos de muchas kellys mallorquinas. Hay que hacerles justicia, y tener memoria de estas kellys, pioneras en la lucha en pro de la conciliación de vida laboral y personal, y contra la brecha salarial de género.

Al fin y al cabo, la cuestión es que, como decía Mario Benedetti, el olvido está lleno de memoria. Consiguientemente, tengamos memoria de la lucha de las kellys de antes como impugnación de la dictadura y de la carencia de derechos, y, a la vez, no olvidemos que la lucha de las kellys de hoy es una impugnación a un modelo turístico turbocapitalista, que no se arregla con analgésicos farmacológicos o sociales.

 

Artículo publicado originalmente en catalán en el Diari de Balears el 18 de noviembre de 2019.