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Reportaje | Turismo Responsable | Costa Rica

30-09-2019

Dominicalito, pesca y turismo en la zona sur de Costa Rica

Arturo Silva Lucas | Alba Sud

La comunidad de Dominicalito, dedicada tradicionalmente a la pesca artesanal, ha intentado complementar ingresos con el turismo. Sin embargo, según la Asociación de Pescadores Artesanales Mar Nuestro, este intento topa con múltiples obstáculos.


Crédito Fotografía: Miembros de la APAD. Imagen de Ernest Cañada.

Como fue descrito en la primera parte de este artículo, la pesca artesanal es el principal eje que articula la vida económica, social y política de la comunidad de Dominicalito, en el cantón puntarenense de Osa, pacífico sur de Costa Rica, entre el Parque Nacional Manuel Antonio y el Parque Nacional Marino Ballena. Sobre esta actividad se tejen no solo las relaciones entre sus habitantes, sino también las relaciones con el Estado y sus distintasinstancias. Pero esta relación peca de un vacío de representatividad que deja en abandono y desamparo al sector de pesca artesanal.  

A su vez, existen otras actividades, como el turismo, que cohexisten con la pesca artesanal. En Dominicalito se concibe como una actividad complementaria que permitiría generar ingresos a las familias durante los meses que la pesca históricamente desciende. Así lo relata Pamela Méndez, miembro de la Asociación de Pescadores Artesanales Mar Nuestro de Dominicalito (APAD): “…diciembre, enero, febrero y marzo son los meses malos para la pesca. Porque estamos en verano, las aguas se calientan y la pesca busca aguas más frías para vivir. En esos meses trabajar con turistas puede resultar beneficioso; y no necesariamente para el pescador en sí; sino para todos los miembros de la familia”

Sin embargo, la APAD hace hincapié en que, a día de hoy, su relación con el turismo está pautada por dos condiciones: un mercado de laboral de bajos salarios, orientado únicamente a trabajos estacionales, y el hecho de no contar con capacitaciones ni con la posibilidad de invertir en equipo marítimo especial para trabajar con turistas. Ambos factores dificultan que el turismo pueda ser concebido como una forma de complementar realmente las actividades pesqueras.

Pesca y la alternativa turística

Por distancia y mayor inversión en comercio y servicios turísticos, Dominical es el destino turístico que guarda más relación con Dominicalito. Ubicado a 3 kilómetros norte, Dominical es el primer referente de actividad turística para Dominicalito. “Estamos cerquita pero somos diferentes. Le voy a explicar. A pesar de que Dominical es más grande, fíjese que en Dominicalito siempre se ponen las mesas de votos para las elecciones, porque hay menos gente, pero más costarricenses…. En nuestra escuela hay más de cien niños, en Dominical tal vez treinta y cinco”, explica Carlos Stevenson, presidente de la APAD.

Dominical se ha desarrollado desde la prominencia de extranjeros venidos de Norteamérica, Europa y Sudamérica. Como en algunas otras playas de Costa Rica, este migrante turístico no necesariamente está inclinado hacia megaproyectos y grandes inversiones comerciales, sino que, motivados por anhelos de realización personal en países tropicales, busca un lugar donde residir y al mismo tiempo llevar a cabo alguna actividad comercial local que le genere un ingreso.

Imagen de Ernest Cañada | Alba Sud.

Ofertas gastronómicas y actividades culturales de huella internacional, así como la práctica de deportes y actividades asociados a nuevos residentes en costas como el surf, yoga o pilates se pueden encontrar fácilmente en Dominical. Sin embargo, el crecimiento de nuevos negocios orientados a la actividad turística no ha terminado de traducirse en puestos de trabajo para la población local, según ralata Miguel Sibaja, pescador y miembro de la APAD: “el problema con Dominical es que ellos buscan mano de obra calificada, como guías turísticos, instructores de surf y no nos dan mucho trabajo porque no tenemos esas calificaciones. Por citarle un ejemplo una escuela de surf con 30 personas, 80 dólares por persona, 1 hora al día…y son dos grupos de esos diarios, calcule usted cuanto se hace de dinero. En lo único en lo que se puede trabajar es en ayudante de cocina, empleadas domésticas en casas y hospedajes y lavaplatos. Y ya para los meses que baja el turismo recortan personal. Entonces yo creo que el turismo capta mucho dinero y dan poco a las comunidades.”

El modelo que ha seguido Dominical se asemeja a otras experiencias en destinos costeros: la migración de nuevos residentes con mayor poder adquisitivo conduce a redes de convivencia social y servicios comerciales cada vez más exclusivas. En ese escenario, comunidades circundantes se articulan a través de mano de obra barata y estacional que facilitan mediante su trabajo sostener el destino.

Por el otro lado, la población de Dominicalito tiene otro gran referente en Playa Uvita, donde se ubica el Parque Nacional Marino Ballena. Como se mencionó en la primera parte de este artículo, a partir de la promulgación de parque nacional la pesca artesanal ha sido restringida y se ha tenido que buscar alternativas con los turistas, como tours para la pesca deportiva, buceo, snorkeling y vista de fauna marina. Pero este modelo no convence tampoco a los pescadores de Dominicalito, según afirma Carlos Stevenson: “Vea lo que pasó con Marino Ballena, en Playa Uvita. Ahora se cobra por entrar a esa playa, 6 dólares a los extranjeros…esa plata no va a comunidad, va al MINAE. Los pescadores no podemos entrar a la zona marítima porque la (Guardia) Naval no nos deja entrar.”

Cuando se les pregunta sobre porqué en Playa Uvita se ha podido llevar a cabo la actividad turística marina, esto es lo que responde Stevenson: “Uvita ha tenido mucha inyección de capital que Dominicalito no ha tenido, para todo lo que se necesita para trabajar con turistas: permisos, barcas especiales, capacitaciones. Una barca para turistas puede valer 20 o 30 mil dólares. Pero no quedó alternativa. Ahí se acabó la pesca artesanal”.

La APAD asegura también que en Uvita hubo una transformación de la fuerza laboral de pescadores artesanales a “boteros” para viajes de turistas en una transformación de la comunidad en función del Parque Nacional Marino Ballena. 

Dominical. Imagen de Ernest Cañada | Alba Sud.

Distinto a Uvita y Dominical, la intención de la APAD es construir un desarrollo comunal basado en dos ejes: pesca y turismo con protagonismo local. Y según Miguel Sibaja, Dominicalito tiene las características para desarrollar actividades turísticas con sello local: “Nosotros tenemos condiciones muy propicias para el turismo. Contamos con una bahía por el arrecife coralino, que, si en Dominical el oleaje está a 5 metros aquí está 1 o 2 metros, tenemos la Catarata Poza Azul, de las mejores cataratas de la zona. Tenemos una pequeña isla que se puede ingresar en marea baja…por nuestra pesca artesanal los turistas tienen oportunidad de ver vida marina… ¿Como? Microempresas de turismo, empresas locales, cooperativas que busquen el financiamiento de una turoperadora”. Sin embargo, al igual que con la pesca artesanal no han tenido la oportunidad de proyectar estas iniciativas con el debido apoyo y acompañamiento de instituciones nacionales.

“Aquí dependemos mucho del mar”

La situación que atraviesa la comunidad de Dominicalito tiene que ver con un débil apoyo a una actividad productiva tradicional, en comparación con otros intereses del Estado o actividades más dinámicas como el turismo. El sector pesquero artesanal, ejemplificado en la comunidad de Dominicalito, ha sido relegado de la atención institucional. Ya sea porque se prioriza la agenda ambiental o, como en el caso con Playa Dominical, constituyen un banco de mano de obra barata de destinos que han seguido un desarrollo menos inclusivo en cuanto a la construcción de la oferta turística y su relación con comunidades vecinas.

En ambos casos, Dominical y Uvita, hubo un reorientación y cambio de las dinámicas comunales en función ya sea de espacios turísticos o de proyectos estatales de contenido ambiental.

Reunión con miembros de APAD. Imagende Ernest Cañada | Alba Sud.

En la experiencia de Dominicalito no cabe pensar en términos binarios opuestos, pesca o turismo, si no que tiene el potencial de ser un destino que conjugue la actividad productiva tradicional con la actividad turística. Para la APAD es de vital importancia continuar con la pesca artesanal en tanto que sobre esta actividad se constituye su sello identitario y, lejos de rechazar la actividad turística, buscan que esta sea complementaria con toda la suma de saberes y recursos naturales con que cuentan. Así lo asegura Carlos Stevenson: “Nosotros haríamos hasta lo último para que Dominicalito se conserve en su origen de pescadores artesanales…no como pasa en Dominical. Pero las acciones del gobierno parece que nos quieren llevar a la desaparición del sector. No digo que no se trabajaría con el turismo, yo diría que sí al turismo.” Y en términos muy parecidos concluye Miguel Sibaja: “Yo creo firmemente que nuestro desarrollo como comunidad está en la playa, en la costa. Fuente de ingresos tanto para los que quieren trabajar como pescadores, como para los que quieren trabajar con turismo, aquí dependemos mucho del mar.”

 

Este artículo se publica en el marco del proyecto «Campaña internacional de visibilización de las vulneraciones de derechos humanos para la inversión turística en América Central» desarrollado por Alba Sud con el apoyo de la Dirección de Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona (convocatoria Derechos Humanos 2017).