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Reportaje | Turismo Responsable | Colombia

10-12-2018

Nace la Red Colombiana de Turismo Rural Comunitario

Ramiro Ragno | Alba Sud

En el camino de la paz y el empoderamiento local, el 19 y 20 de noviembre se reunieron en la ciudad de Villavicencio referentes de 52 iniciativas de turismo rural comunitario de distintos lugares de Colombia para conformar esta nueva red.

 

En la ciudad de Villavicencio, en la provincia del Meta, en el corazón de los llanos de Colombia, se realizó un encuentro nacional de referentes de 52 experiencias de turismo rural comunitario que, convocados y acompañados por el Programa TRC del Viceministerio de Turismo de ese país, el Instituto de Turismo de Meta y el Fondo Nacional de Turismo (FONTUR), se dieron cita para conocerse y finalmente fundar la flamante Red Colombiana de Turismo Rural Comunitario.

Los participantes, primeros miembros de este colectivo colombiano de experiencias comunitarias de todo el país, representan a las iniciativas ganadoras de un concurso de proyectos que lanzara el Viceministerio para fortalecer el turismo rural de gestión comunitaria. Las y los representantes convocados provenían de tierra adentro de los 32 departamentos de la extensa y diversa Colombia. Todos y todas las asistentes compartieron sus experiencias, su compromiso de trabajo por sus familias, sus territorios, sus desafíos para incluirse en los destinos turísticos, la construcción de propuestas sociales y comerciales serias y rentables, las acciones que vienen realizando para conservar sus patrimonios naturales y culturales, construyendo un país en paz, y sabiéndose que los presentes no eran todos los emprendimientos de TRC y que deberán sumar luego a otras comunidades.

La organización del encuentro estuvo a cargo del programa de TRC del Viceministerio de Turismo liderado por Adriana Mayo, junto a sus colegas Sebastián Ospina y Milena Martínez; con la tutoría de la Directora Nacional de Calidad y Desarrollo Turístico Sostenible, Sandra Zuluaga, y el apoyo de la Gerente de Competitividad del FONTUR, Beatriz Pérez. Durante el evento también participó la responsable de los talleres de formación en territorio, Sandra Abreú, coordinadora de la consultora Aviaexport. Finalmente, acompañaron este espacio como conferencistas invitados y facilitadores del taller: Natalia Naranjo (COMUNITUR Colombia), Leoncio España (TRC Perú) y Ramiro Ragno (Fundación Buenavida, Alba Sud y técnico de la RATuRC Argentina) y, finalmente, la relatora bogotana Catalina Vargas.

Algunas participaciones comunitarias

María de Fátima, representante de la empresa familiar Agropesca Novoa de la Isla Santa Elena, venida desde Puerto Carreño, destacó la necesidad de trabajar en red y de cómo el turismo es una herramienta de inclusión real a familias y comunidades locales. En relación a su emprendimiento comentaba, con su amplia sonrisa, de cómo el proceso nació cuando su abuelo decidió vivir en la isla hace años y la pesca deportiva empezó a instalarse en la zona. Entonces, su familia ampliada conformada por hermanos, nietos y primos, se organizó para recibir visitantes aún sabiendo que llegar es complicado: sólo en pequeños barcos o a veces, un avión local sin horarios fijos. Hoy la propuesta ya es madura y muy diversa: turismo científico para observar especies endémicas, avistamiento de toninas o delfines rosados, pesca con devolución de especies como el pavón o la payara; senderismo, cicloturismo MTB; turismo astronómico, turismo de salud; y experiencias con artesanos o visitas al Parque Nacional Tuparro.

El turismo comunitario es también empoderamiento de las mujeres rurales y el caso de Nubia es un ejemplo: lugareña de Pueblo Bello Cesar de las Sierras Nevadas de Santa Marta, miembro de las 26 mujeres organizadas en la Asociación Comunitaria de Artesanas de la etnia indígena Arawak que buscan, a través del turismo, una herramienta para potenciar la actividad y la cultura ancestral heredada de sus abuelos y abuelas. Ofrecen sumarse a los viajeros en la elaboración de sus tejidos de manera que la experiencia sea integradora para anfitrionas y visitantes y una oportunidad para generar ingresos y conservas sus costumbres. Una historia semejante es el camino que viene transitando la Comunidad Indígena Kichwa de Sesquile en Cundinamarca, donde la joven Jamie Lynette en compañía de su padre Samuel, viene impulsando el proceso de organización de artesanos como una propuesta vivencial y un canal de venta de sus productos a través del turismo comunitario.

En la misma senda, es muy valioso destacar la participación de la señora Olga, líder campesina de la Red de TRC Convite Provincial en Gutiérrez y Norte del departamento Boyacá, y activista del Movimiento Mujeres Decididas en Red, de Colombia. La organización turística que representa, nuclea comunidades de 10 municipios, quienes ofrecen caminatas de la mano de los guardianes comunitarios, para conocer el circuito de la miel y de la lana, entre tantas propuestas para el viajero; y como un gran paso autogestivo, conformaron su propia agencia de viajes Convite Travel. Pero lo político es muy importante para mejorar lo cotidiano, aclara, pues buscan el trabajo compartido y equitativo entre varones y mujeres, la garantía de sus derechos y el respeto mutuo, la gestión sostenible de sus territorios, el cuidado de la Madre Tierra, se autodeclaran defensores de la paz y cuidadores de su tierra sin dejar de pensar en las generaciones futuras.

De las sierras del norte caribeño colombiano, también estuvo presente Wilson, en representación del grupo de jóvenes emprendedores Tayrona Birding, cuya propuesta es parte de la Ruta de Aviturismo de Cesar, Guajira y Magdalena, especializados en la conservación e interpretación de la naturaleza y muy particularmente, en la recepción de viajeros especializados en la observación de aves. La caribeña Ana, de la Asociación de Artesanos Unidos de los Límites ubicada entre el Atlántico y Bolívar, comentó por su parte que la propuesta de turismo comunitario ha sido un eje para cumplir dos objetivos: conservar el hábitat del mono tití cabeza blanca y generar ingresos a las familias locales.

El trabajo mixto y colectivo entre familias campesinas e indígenas juntas es posible, y lo demuestra la organización comunitaria Cerca Viva que, representada por Alejandro, comentó que ofrecen alojamiento, gastronomía, senderos guiados, espeleología y educación ambiental en el Parque Nacional Cueva de los Guácharos en el corazón de la Reserva de Biósfera Cinturón Andino, en el Departamento de Huila y cerca de las ciudades de Palestina y Pitalito; en donde el páramo andino y la selva de montaña a 1800 msnm, su flora y fauna, cuevas naturales y cascadas son el atractivo más importante.

El turismo comunitario es hoy especialmente una oportunidad para reconstruir lazos vecinales y generar ingresos en territorios de alto valor cultural y natural en donde el conflicto armado de tantos años desarmó la estructura social. Desde los acuerdos de paz en 2014, Colombia viene acompañando procesos comunitarios productivos y de convivencia para mejorar la situación de las familias residentes y resistentes a tantos años de violencia; aquí vale destacar el compromiso profesional de quienes conforman el Programa Turismo, Paz y Convivencia dentro del MINTUR. Un ejemplo de ello, es la experiencia representada por Germán, un joven emprendedor de un grupo de fincas campesinas locales que decidieron conformar el Parque Ecoturístico Cascadas del Guejar y sumarse a la Ruta de la Sierra de la Macarena; en la vereda Miravalles en el municipio de Lejanías, departamento del Meta. Organizarse es un desafío, pero lo es más aún, constituir un destino turístico de confianza para los colombianos a partir de una zona históricamente conocida por sus conflictos armados; no obstante, el amor a su tierra y la perseverancia vienen dando sus frutos y ya reciben visitantes desde 2016. Aquí Germán desea destacar la necesidad de estar unidos, de cuidar y controlar la capacidad de carga de los atractivos, de trabajar junto a los organismos públicos y privados y en aprender herramientas de promoción como el uso de las redes sociales.

Julio César, líder del emprendimiento comunitario indígena Emberá, Kiphara Te, en el municipio Nuquí en el Chocó, expresó su compromiso en sumar y sumarse a la Red Colombiana de Turismo Comunitario, pues los beneficios de estar organizados son muchos. “El indígena no puede ser un elemento decorativo para las fotos, debe ser el emprendedor que lidera el proyecto turístico” dijo, mientras exponía el rol activo de las comunidades Indígenas y Afrodescendientes del Pacífico colombiano para potenciar oportunidades concretas y salir de la pobreza en sus territorios, luego de tantos años de conflicto armado. La actividad turística les ha permitido construir nuevas amistades, generar ingresos económicos serios, compartir sus costumbres ancestrales como mecanismo de reafirmación cultural, y entre las acciones venideras, comentó que están organizándose para adquirir un vehículo propio para el transporte de pasajeros.

Conformación de la Red

Durante el encuentro, realizado en un hotel muy cómodo y en el marco de un ambiente verde y entre amistades espontáneas, los participantes evaluaron sus objetivos comunes, la posible organización nacional de emprendimientos comunitarios, analizaron acciones a corto y mediano plazo, se nutrieron de y compararon con experiencias extranjeras semejantes y finalmente, dieron el paso de conformar la Red Colombiana de Turismo Rural Comunitario. Algunos de los objetivos compartidos como red, han sido: constituirse en representantes del sector y luchar por las comunidades, generar herramientas y políticas públicas para fortalecer las experiencias; trabajar por todas ellas y por todos los territorios sin hacer diferencias, generar oportunidades para todas las comunidades, sumar a quienes no pudieron llegarse en esta instancia; promocionarse conjuntamente y lograr la sostenibilidad de sus emprendimientos.

El organigrama consensuado de la red, y que promoverá representatividad de las comunidades de todo el país, quedó conformado por 10 referentes regionales, uno por cada territorio geográfico del país (Caribe Cesar y Atlántico; Antioquía/Chocó/Sabana; San Andrés y Pacífico; Suroccidente; Centro; Nororiente; Llanos/Guaviare; Selva y Orinoquía); más 3 representantes étnicos por los indígenas, afrodescendientes y raizales. De este modo, el Comité Nacional quedó constituido en esta primera instancia fundacional y por un período de 2 años, por 13 personas (10 por las regiones y 3 por las etnias). Ellos ya internamente, se reunirán para priorizar un plan de acción, se distribuirán roles y responsabilidades, y deberán decidir el abordaje por áreas temáticas, corredores turísticos o tipologías en común; a la vez que mantendrán una comunicación transparente y fluida con las bases.

Los días siguientes a este encuentro nacional de conformación de la Red Colombiana de Turismo Rural Comunitario, los participantes, y por gestiones del Viceministerio de Turismo y FONTUR, participaron de un taller intensivo de coaching de liderazgo, a cargo de la consultora Zolem y buscando potenciar las capacidades individuales y colectivas de los emprendimientos comunitarios.

Los recientes cambios en la gestión gubernamental en Colombia, como han sucedido en otros países latinoamericanos, dejan cierta incertidumbre con respecto a la continuidad de programas y políticas públicas a favor de las comunidades indígenas, afrodescendientes, palenques, raizales y en nuestro caso en particular, el apoyo al Turismo Rural Comunitario. Las experiencias, los resultados, las necesidades, las potencialidades, el contexto del país en su tránsito hacia la paz y ahora, la conformación de la Red de TRC exigen el compromiso gubernamental como el de las comunidades, para seguir construyendo su autogestión y buen vivir. La fuerza de las redes nacionales de otros países sumará buenas energías para que la red colombiana siga caminando a paso firme y en alianza con sus pares latinoamericanos. ¡Ya tendremos novedades y buenas nuevas!

 

Este artículo se publica en el marco del proyecto Turisme Responsable: una eina d'Educació per a la Justícia Global, ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona en la convocatoria del Programa de Educación para la Justicia Global 2017.