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Reportaje | Turismo Responsable | Rep. Dominicana

26-05-2019

República Dominicana: Mano Juan, una doble exclusió

Giselle Cedeño | Alba Sud

Situada a l'illa Saona, República Dominicana, la comunitat de Mano Juan va veure prohibida l'activitat agrícola quan la zona va ser declarada part d'una àrea protegida. Però el creixement del turisme tampoc a beneficiat als seus pobladors.


Crédito Fotografía: Excursiones a Isla Saona desde Bayahíbe. Imagen de Ernest Cañada | Alba Sud

(article disponible només en castellà)

Mano Juan es un pueblo de pescadores ubicado dentro del Parque Nacional Cotubanamá, en la isla Saona, que pertenece al Distrito Municipal de Bayahíbe del municipio de San Rafael del Yuma, La Altagracia, en el suroeste de la República Dominicana. Anteriormente era una colonia agrícola, pero con la declaración de la zona como área protegida en 1975, esta actividad fue disminuyendo hasta desaparecer. Actualmente los pobladores de Mano Juan viven de la pesca y de actividades relacionadas al turismo, pero a pesar del gran movimiento de turistas que llega a la isla, la aldea se ha sumido en el deterioro y el olvido. Esto ha provocado la emigración de sus pobladores y el aumento de la marginalidad.

Aspectos legales de la conservación

El sistema nacional de áreas protegidas de la República Dominicana lo componen 128 unidades de conservación, clasificadas en seis categorías y trece subcategorías de manejo. La suma de todas las unidades establecidas cubre una superficie de 12.442.08 km2, equivalentes al 25.81% del territorio nacional. El sistema además incluye una superficie marina de 45,904.39 km2 (MMARN, s/f).

La Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales (64-00) de 18 de agosto de 2009, en su artículo uno establece que el objetivo de declarar áreas protegidas es «establecer las normas para la conservación, protección, mejoramiento y restauración del medio ambiente y los recursos naturales, asegurando su uso sostenible». Más adelante, en el Capítulo III artículo 16 define uso sostenible como «la utilización de los recursos naturales en forma que se respete la integridad funcional y la capacidad de carga de los ecosistemas de que forman parte».

Comunidad de Mano Juan. Imagen de Giselle Cedeño. 

De acuerdo a la Ley Sectorial de Áreas Protegidas (202-04) de 30 de julio de 2004, un parque nacional es un área terrestre y/o marina designada para: 1) proteger la integridad ecológica de uno o más ecosistemas con cobertura boscosa o sin ella para provecho de las presentes y futuras generaciones; 2) excluir explotaciones y ocupaciones intensivas que alteren sus ecosistemas; y 3) proveer la base para crear las oportunidades de esparcimiento espiritual, de actividades científicas, educativas, recreacionales y turísticas, considerando inversiones necesarias para ello.¡

En esta categoría están permitidos los siguientes usos: investigación científica; educación; recreación; turismo de naturaleza o ecoturismo; infraestructuras de protección y para investigación; infraestructuras definidas por el plan de manejo y autorizadas por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Así mismo, cabe destacar que el Plan de Acción de la Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad (2011-2020) de República Dominicana establece que se debe aprovechar sabiamente los beneficios de la biodiversidad y así mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Parque Nacional Cotubanamá

El Parque Nacional Cotubanamá se encuentra al sureste del país, su base mayor de 25 km une los poblados de Boca de Yuma y Bayahíbe, ocupa 305.06 km2 de la provincia La Altagracia y 109.55 km2 de la provincia La Romana. Fue declarado área protegida mediante el decreto presidencial 1311 de 1975 creando el Parque Nacional del Este (Parque Nacional Cotubanamá en la actualidad, y cuyo cambio de nombre se produjo a través de la Ley 519-14 en honor al cacique Cotubanamá). Posee un área de 796.40 km2 (de los cuales 414.62 km2 son de área terrestre y 381.078 km2 de área marina).

Parque Nacional Cotubanamá. Fuente: Francisco X. Geraldes, 2009.

El parque incluye la Isla Saona, ubicada al sur de la península y separada de esta por el Canal Catuano. La isla Saona, llamada por los tainos Adamanay, fue descubierta el 15 de septiembre de 1494 en el segundo viaje de Cristóbal Colón a las Américas por uno de sus tripulantes, Michele de Cuneo, procedente de la región Savona, Italia, por lo que fue bautizada como la Bella Savonesa y, por degeneración literaria, terminó nombrándose Savona y más recientemente Saona.

Las actividades turísticas (buceo, snorkeling y nado), que se han incrementado durante los últimos años, se concentran fundamentalmente en las regiones costeras. De este modo, el Parque Nacional Cotubanamá registra una de los mayores números de visitaciones que cualquier otra área natural protegida del país. Los visitantes de la isla Saona se concentran en el litoral y zonas de playa, donde permanecen unas cinco horas disfrutando el baño, paseando en botes y visitas cortas a los manglares y el resto de la isla.

Mano Juan, antecedentes históricos

Hacia los años 40 del siglo XX, el dictador Leonidas Trujillo, enfocó su mirada hacia la isla Saona, considerando prudente habitarla, y así evitar la colonización o apropiación por particulares u otro país. En 1943 el Estado inicia los preparativos para la fundación de una comunidad. Los nuevos pobladores, mayormente de extracto campesino, fueron convencidos bajo la promesa de la prosperidad de la tierra y otros beneficios, como herramientas de trabajo, animales y dinero en efectivo. El 2 de febrero de 1945 embarcaron 14 familias hacia la costa de la Isla Saona (Candelario, 2013).

La comunidad se convirtió en una colonia agrícola, donde abundaron los frutos, la cría de animales, la producción de carbón vegetal y la pesca. Para 1949 ya contaba con varios servicios básicos: un colmado, un dispensario médico, una pequeña escuela, un destacamento militar, un alcalde pedáneo, un teléfono alambrico y un pequeño generador de electricidad para el alumbrado de las viviendas.

Comunidad de Mano Juan. Imagen de Giselle Cedeño.

Cuando en 1975, a través del decreto núm. 1311 de 16 de septiembre, la isla fue declarada parte del Parque Nacional del Este, hoy Cotubanamá, el poblado de Mano Juan tenía apenas treinta años de ser fundado. Ser parte del área protegida supuso que se prohibió la cría y posesión de animales domésticos, laborar las parcelas y hacer carbón. En consecuencia, la agricultura decayó, y la pesca y el turismo pasaron a ser los principales medios de supervivencia de su población. Sin embargo, estas actividades no garantizaron suficientes ingresos y un 60% de ella abandonó la isla y parte de ella vive en riesgo de marginalidad.

Situación actual

El problema de la actividad pesquera es que se ha visto limitada también por restricciones para preservación del área protegida, además de ser una actividad a la que solo se dedican los hombres de la comunidad. Por otra parte, y a pesar de que la isla recibe abundante turismo por medio de diversas tour operadoras, las excursiones se venden bajo una modalidad de todo incluido que no toma en cuenta a Mano Juan, que es desconocida para los visitantes.

Las excusiones a la isla Saona en pequeñas lanchas o catamarán parten desde Bayahíbe las 10 de mañana y regresan a las 3 de la tarde. Durante el trayecto los visitantes disfrutan de la vista, música y bebida. Al desembarcar permanecen por dos o tres horas en la playa y a las 3 de la tarde, luego del almuerzo, parten de regreso para Bayahíbe donde continúan el viaje al hotel donde se encuentran hospedados. Esta modalidad no contempla la visita a Mano Juan, ni hay un contacto con la cultura local, y son escasas las oportunidades para que se genere un consumo por parte del turista y, por ende, que esto impacte de manera positiva los ingresos de los pobladores.

Excursiones a Isla Saona desde Bayahíbe. Imagen de Ernest Cañada | Alba Sud.

De igual manera, la actividad turística está causando daño en la fauna, principalmente a la estrella de mar, debido a que los turistas suelen tocarlas y sacarlas fuera del agua para tomarse fotos. La basura generada por los residentes y turistas está terminando en los manglares ya que no hay un plan de manejo de residuos. Esta mala gestión ambiental no está contribuyendo al motivo por el que en un principio se creó el Parque Nacional Cotubanamá, y no se está asegurando un uso sostenible, como lo delimita la ley 64-00 de Medio Ambiente, y sobre todo no se está mejorando la calidad de vida de los ciudadanos, en este caso de Mano Juan, como establece la Estrategia Nacional de Conservación y uso sostenible de la biodiversidad (2011-2020).

Asimismo, la isla no cuenta con servicios básicos suficientes, que son muy precarios. Entre las principales deficiencias de las que adolece la comunidad cabría destacar que los productos alimentarios deban ser llevados desde Bayahíbe; no hay agua potable; no hay señal telefónica; el servicio de electricidad es deficiente; el servicio médico es muy limitado; la escuela solo llega hasta el nivel primario, el muelle no se ha terminado de construir; el transporte público es deficiente.

Comunidad de Mano Juan. Imagen de Giselle Cedeño.

El desarrollo de Mano Juan se ha estancado y su situación se agrava cada vez más, sin esperanzas de que ocurra lo contrario. Además, los esfuerzos para que esta situación cambie por parte de la administración pública son escasos, a pesar de que la excursión a isla Saona es una de las más vendida en el país. Tampoco existe por parte de la alcaldía un plan de gestión turística para la zona y las sinergias entre los diferentes actores es débil.

Apuestas de futuro

En Isla Saona ya hay una fuerte actividad turística por el hecho que Mano Juan está situada en un entorno privilegiado. Es por eso que deberían evaluarse diferentes alternativas de turismo sostenible para poder utilizar esta actividad como una herramienta que guie a la comunidad en un mayor desarrollo. Los pobladores consideran que la solucion sería que los turistas que visitan la isla pasaran más tiempo en la comunidad, pero la aldea no posee un producto diferenciado, ni tampoco parece que esto interese especialmente a las tour operadoras que actualmente ofrecen excursiones a la isla. En este contexto, primero habría que mejorar la calidad de la oferta comunitaria y desarrollar estrategias para diseñar nuevos productos y servicios de forma más inclusiva.

Así mismo, los agentes públicos y privados deberían trabajar de manera conjunta para solucionar las dificultadas existentes de manera coordinada. El mejor producto mal manejado deja de ser atractivo e isla Saona se deteriora cada vez más. La meta final debe ser el uso sostenible de los recursos y que Mano Juan pueda superar las limitaciones actuales, de esa manera potencial un mejor nivel de vida para sus pobladores.

 

Notas:

Referencias bibliográficas:

Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MMARN) (s/f). Áreas Protegidas (recuperado el 11/03/2019).

Candelario M. A. (2013). La Isla Saona, vista desde ayer hasta nuestros dias. San Pedro de Macoris: Gerardo Germán.

Legislación:

Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ley 64-00, 18/08/2009.

Ley Sectorial de Áreas Protegidas, Ley 202-04, 30/07/2004.

Ley Sectorial sobre Biodiversidad, Ley 333-15, 17/12/2015.


Giselle Cedeño es estudiante del Máster Oficial en Dirección de Empresas Turísticas, especialidad en “Sostenibilidad y Gestión de la Calidad” del CETT-UB.

Este artículo se publica en el marco del proyecto «Fortalecer el criterio de inclusividad en el turismo responsable: una respuesta a los retos de la Educación para la Justicia Global», ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona a través del Programa de Educación para la Justicia Global (convocatoria 2018).
 

 

DESDE EL CARIBE

El blog de Giselle Cedeño

Sobre turismos, desigualdad y alternativas

Graduada en Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con una especialidad en Sostenibilidad y Gestión de la Calidad en Empresas Turísticas del CETT-UB. El blog pretende mostrar la realidad de los pueblos donde se han desarrollado proyectos turísticos “todo incluido” y dar voz a estas comunidades excluidas, así como hacer visibles las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras del sector. También se analizan otras modalidades de turismo responsable que puedan ser aplicadas en el marco turístico dominicano.

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