13-11-2024
Pamela Friedl: rememorar la història del barri Mugica a través del turismo
Iris Schneider | Alba Sud
Crèdit Fotografia: Pamela Friedl. Imagen de Diego Spiteri.
(article disponible només en castellà)
Pamela Friedl se formó en Turismo con título intermedio de guía nacional por la Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires, Argentina). Desde 2022, desempeña su trabajo como asesora técnica para la Integración Turística y Promoción del Barrio Padre Carlos Mugica (ex villa 31), dentro de la Unidad de Proyectos Especiales (UPE) del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Además, es colaboradora de Alba Sud en Argentina y, a partir de octubre, también será ponente de la segunda edición del diplomado internacional virtual “Turismo, espacios y culturas en transformación”.
El barrio Padre Carlos Mugica se originó a partir de la urbanización informal de los años 30, impulsado principalmente por la llegada de inmigrantes que buscaban empleo en la CABA y que empezaron a construir sus viviendas en esta zona. El barrio se enfrentó a varios intentos de erradicación, hasta que, en 2009, gracias a la lucha de la gente del barrio, se aprobó la ley 3.343, que promueve la reurbanización del barrio y pone fin a cualquier política de desalojo. En 2018, mediante la ley 6.129, se establecieron las bases para llevar a cabo de manera efectiva el proceso de reurbanización, a través de la estrecha colaboración entre el Gobierno, concretamente, la UPE, ente donde trabaja Pamela, y la comunidad local. Desde entonces, el turismo se usa como una herramienta para enseñar el barrio y combatir los prejuicios que persisten sobre él. También es importante destacar que, en 2019, el barrio fue renombrado, de villa 31 a Padre Carlos Mugica, en honor a este sacerdote, que fue una figura central en la lucha y la defensa de los derechos de las personas habitantes del barrio, hasta su asesinato en 1974.
A mediados de junio de este año (2024), Pamela vino a Barcelona y participó como ponente en el Seminario de “Turismo comunitario: intercambios y perspectivas de análisis” organizado por Alba Sud, donde explicó la experiencia de la transformación social del Barrio Mugica. Durante esos días también se celebró la Escuela de Verano de Alba Sud. Aprovechando su visita a la ciudad, la entrevistamos con el fin de conocer, de primera mano, su trabajo como asesora técnica y la realidad de esta parte de la ciudad de Buenos Aires.
Pamela participando en el seminario “Turismo comunitario: intercambios y perspectivas de análisis”. Foto de Albert Raga.
Pamela, ¿puedes explicarnos en qué consiste exactamente el trabajo que desarrolláis desde el Área de Promoción del Turismo y la Cultura del barrio Padre Carlos Mugica?
¡Claro! Esta área forma parte de la Unidad de Proyectos Especiales (UPE) del Barrio Padre Carlos Mugica, que a su vez depende del organismo gubernamental del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la CABA. En el área trabajamos un grupo de ocho personas de diversos perfiles profesionales (turismo, comunicación, abogacía, arte, fotografía, historia), cosa que nos da mucha multidisciplinariedad y nos ayuda a la hora de construir ideas y aportar visiones diferentes.
Nuestro día a día se desarrolla en el barrio. Recorremos, prácticamente a diario, las 72 hectáreas de esta parte de la ciudad. Por lo tanto, tenemos mucha presencia, no solamente como personal trabajador del Estado, sino que también hemos hecho amistad con personas del barrio. De alguna forma, somos parte de la comunidad, aunque es verdad que volvemos a dormir a nuestras casas, no vivimos en el barrio y hay muchas realidades que suceden por las noches.
En el Área de Promoción del Turismo y la Cultura nos dedicamos a la integración socioeconómica del barrio. Concretamente, yo trabajo en todo lo relacionado con la promoción del barrio, y para ello el turismo juega un papel muy destacado. Algunos ejemplos de proyectos que hemos desarrollado son: la constitución de una marca oficial del gobierno“Visita Mugica”, con una imagen propia, página web e Instagram y que ayuda a dar visibilidad al proyecto; la creación de la figura de promotora turística barrial, que permite hacer de guía dentro del barrio sin necesidad de tener el grado en Turismo, algo que es obligatorio para el resto de la CABA; la participación en Ferias de Turismo, para dar a conocer las actividades turísticas que se desarrollan en el barrio; y el contacto con agencias de viaje que tengan un perfil sustentable con el fin de atraer a potenciales clientes.
Por otro lado, también acompañamos a iniciativas barriales relacionadas con el turismo. Ajayú fue la primera cooperativa turística del barrio, que ahora ya funciona de forma independiente, pero van saliendo otras cooperativas, que necesitan más de nuestro apoyo, como MESSA Mugica, de rutas guiadas gastronómicas. Algo muy positivo que observo, es que se ayudan entre las distintas iniciativas, no hay competitividad, sino un alto grado de cooperación. Además, cada una ofrece servicios distintos, cosa que también suma a la riqueza propia del barrio.
Otro aspecto en el que invertimos esfuerzos es el de organizar visitas para que las personas del barrio puedan conocer experiencias turísticas fuera de su comunidad. Esto les permite descubrir otras formas de trabajo, compartir lo que hacen y difundir su labor a través del contacto personal y directo. Además, es una manera de garantizar el derecho al ocio y el acceso a la cultura.
Visita guiada organizada por MESSA Mugica. Foto del GCBA.
Para ti, ¿cuán importante ha sido el rol del Estado en el proceso de reestructuración del barrio Padre Carlos Mugica?
La verdad es que, para mí, el papel del Estado ha sido clave. Creo que el Estado debe regular lo que la gente hace, y que la política es la única herramienta de transformación real. Aunque amo la academia y disfruto de dar clases, pienso que el verdadero cambio social se logra a través de la política pública. Por eso elegí dedicarme a este campo. En lo personal, considero que la urbanización del barrio, en lugar de su erradicación, ha sido la solución más acertada. Las personas del barrio buscaban una solución habitacional y su demanda era la urbanización, no la erradicación. El Estado, a su vez, creó las políticas públicas que respondían a esta necesidad.
Además, el proceso de reestructuración contó con la participación directa por parte de los vecinos y vecinas para que tuvieran voz y voto sobre cómo querían que se llevara a cabo esta reurbanización. De esta manera se aseguró que el proyecto fuera duradero en el tiempo y no una mera imposición gubernamental.
¿Ha habido detractores dentro del vecindario sobre el proceso de reurbanización y los cambios que se están dando?
Alguno ha habido, pero han sido casos muy puntuales. En general, el vecindario ha visto una mejora en sus vidas y se sienten agradecidos por ello. Ahora tienen acceso al transporte público, hay tres centros de salud, escuelas, oficinas públicas donde pueden hacerse sus documentos personales de identidad o pasaportes, y oficinas de justicia. Queda mucho por hacer, de eso no me cabe duda. Son aproximadamente 45.000 personas las que viven en el barrio, y en 6 u 8 años no se puede transformar la vida de tanta gente, al menos no de la manera que ellos esperan, desean, o merecen.
¿Cómo se desarrolla el turismo en el barrio? ¿Qué tipo de actividades se ofrecen?
La manera como se desarrolla el turismo en el barrio es bajo la lógica de un turismo comunitario urbano, donde la gente del barrio gestiona y ofrece sus propios productos y servicios. La mayoría tiene la actividad turística como una segunda fuente de ingresos, puesto que ya tienen otro trabajo principal. La actividad turística dominante son las rutas guiadas, que suelen ser de grupos reducidos, de unas 20 personas. En los guiajes, que duran unas 3-4h, se explica toda la historia del barrio.
En los recorridos, se enseña básicamente el bajo-autopista o bajo-puente, es decir,las casas que se construyeron informalmente debajo del puente de la autopista. Hoy en día ya no vive nadie allí, y se ha reconvertido el espacio a un parque público con un centro cultural que ofrece distintas actividades para la gente del barrio. Durante la ruta, también llama la atención el caótico entramado de cables eléctricos, que recuerda a la ciudad de Bangkok, las calles estrechas, la particularidad arquitectónica, las casas pintadas de muchos colores distintos y las nuevas viviendas construidas durante el proceso de reestructuración.
Por otro lado, también se ofrecen rutas más temáticas como, por ejemplo, de tipo gastronómico, cultural o artísticas. En el caso de estas últimas, se visitan los múltiples murales que decoran las paredes del barrio. En lo que concierne al precio de las rutas, suele estar entre 10.000-15.000 pesos argentinos, siendo la gastronómica la más cara, aunque algunas se paga la voluntad.
Los murales: una de las paradas obligatorias de los recorridos turísticos en el barrio. Foto del GCBA.
¿Qué tipo de perfil de turista suele recibir el barrio?
Recibimos principalmente personas de Argentina. Del extranjero, sobre todo viene gente de Rusia, Francia y España. La verdad es que el turismo internacional sirve muchísimo al barrio.
¿Cuáles son los retos principales a los que se enfrenta el turismo en el Barrio Padre Carlos Mugica?
Creo que uno de los retos más importantes es evitar que la experiencia se exotice, que no se convierta en un “safari humano” y que realmente se valore la cultura existente sin caer en banalidades. Por eso es tan importante que los guías sean locales y que los visitantes recorran el lugar con respeto.
Por otro lado, persiste el reto de darse a conocer y que la gente entre al barrio. El caso es que la mayoría de visitantes de la CABA vienen por el tango, el Obelisco y el barrio de La Boca, lo cual es como competir contra la Sagrada Familia. Además, la autopista y las vías del tren cercanas dificultan el acceso al barrio. Esto ocasiona que, a veces, no se realicen tantas rutas como las esperadas, lo cual impacta en la economía del barrio y, por ende, en la de sus habitantes. También encontramos dificultades a la hora de establecer los precios de las rutas. En la CABA, la Asociación de Guías ha establecido un precio de 20.000 pesos por hora de trabajo de guía, por lo que todos los promotores deberían cobrar, como mínimo, esa cantidad. Sin embargo, en ocasiones terminan cobrando menos. Desde mi área, una de nuestras tareas es acompañarlos para que aprendan a valorar su trabajo, algo que, a veces, les resulta difícil.
Hay otro tipo de barreras que hay que superar, que serían los prejuicios sobre la inseguridad y la estigmatización de los jóvenes. Si bien es cierto que queda trabajo por hacer, ha mejorado mucho. En este sentido, yo creo que el turismo es un elemento clave para permitir esta integración social, económica, urbana, y cultural, incluso.
A nivel interno de mi unidad, el mayor problema al que nos enfrentamos es un bajo presupuesto estatal a nivel general. En consecuencia, tenemos que hacer uso de la creatividad para buscar soluciones innovadoras que se ajusten a la partida económica. Para ello, contamos también con una gran red de contactos que nos ayudan a conseguir este objetivo.
El reciente gobierno de Milei, ¿ha añadido nuevos retos al desarrollo del proyecto?
Como mucho lo hemos notado en las partidas presupuestarias, que son menores que antes, pero toda la gente que estábamos en el proyecto hemos continuado, incluso se ha agrandado el equipo, y el proyecto sigue con normalidad.
Para ti, ¿cuál es la capacidad transformadora del turismo dentro del barrio?
Aparte de ser una herramienta de integración social y una vía para romper estigmas, creo que el turismo es un canal para garantizar derechos en el barrio, como el derecho al trabajo, a una vivienda digna y a los bienes básicos. En la crisis económica que atraviesa Argentina desde hace tantos años, me parece que debemos aprovechar el turismo a nuestro favor, especialmente en un contexto de tanta vulnerabilidad como es el Barrio Mugica, aunque a veces dicha actividad turística tenga que entrar en dinámicas capitalistas.
Foto 5: Demostración de danzas paraguayas del cuerpo @caacupé_poty durante una experiencia turística en el barrio. Foto del GCBA.
¿Qué futuro deseas para el Barrio Padre Carlos Mugica?
Es importante que se siga trabajando desde la base comunitaria sobre la que se sustenta el turismo en el barrio y, por nuestra parte, acompañar y capacitar a las personas que trabajan de promotores barriales. El proyecto ha sido implementado a través de leyes, lo que garantiza su continuidad en el tiempo, a menos que sean derogadas. De hecho, yo espero que nunca termine, porque es hermoso. Además, no existe un objetivo final concreto, lo que nos permite avanzar con libertad y adaptarnos a la realidad y a las necesidades del barrio. Lo más importante es que, durante todo el proceso de reurbanización, se cumpla con el objetivo de no borrar lo que ocurrió en el barrio, sino preservar la memoria de toda esta historia.
Pamela, con la pasión que me explicas sobre tu trabajo, tengo curiosidad, cuando empezaste a estudiar turismo, ¿sabías de la existencia de un puesto de trabajo de estas características? ¿Cómo ha sido la transición desde unos estudios formales en turismo hasta tu posición actual?
¡Qué interesante pregunta! Mira, ya hace 9 años que tomé la decisión de estudiar turismo. La motivación vino porque vi a un guía de turismo en la provincia de Mendoza, al oeste de Argentina, que me encantó cómo hablaba y todo lo que sabía sobre la historia del lugar y en ese momento supe que yo quería dedicarme a ello.
Pero cuando empecé la universidad me di cuenta que no era lo que yo esperaba, porque se enseñaba sobre todo desde la perspectiva del turismo de masas, los cruceros, Disney y Miami. Yo siempre había tenido bastante conciencia social y empecé a dudar de si era realmente lo que yo quería. En medio de la carrera me fui de mochilera a recorrer Latinoamérica durante muchos meses y conocí a distintas experiencias de turismo rural comunitario en Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú. Volví a Buenos Aires y retomé la carrera, pero desde otro punto de vista: me centré en el turismo comunitario y me especialicé en género. Me gustaba mucho la idea de dedicarme a la academia, pero es cierto que en Argentina es bastante complicado obtener un sistema de financiamiento con el que te puedas sostener económicamente. Además, demanda mucho tiempo también y era difícil compaginar todas estas cuestiones con mi maternidad. Es por eso que decidí probar en el mundo de la gestión pública, empecé a llamar a puertas y… ¡aquí estoy!
La verdad es que me parece increíble poder ser parte de la transformación de la vida de las personas. Seguramente cometo, he cometido y cometeré errores, pero creo que el rol de la gestión pública es hermoso y crucial.
Pamela, ya para cerrar, este barrio ha sido nombrado de distintas maneras: Villa Miseria, Villa Esperanza, Villa 31, Padre Carlos Mugica… ¿Con cuál te quedas tú?
Yo me quedo con el que eligió la gente,“Padre Carlos Mugica”,porque es el que da identidad al barrio por todo lo que significa Mugica para ellos: era un cura de una zona muy cara de Buenos Aires que dejó esa vida para ayudar a la gente de los barrios. Sus restos están aquí, la gente lo quiere muchísimo.
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