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Artículo de Opinión | Turismo Responsable

06-09-2021

Massai Mara y Serengueti: ¡Turistificación a fuego!

Rafael Borràs | Alba Sud

La intensa turistificación que se está produciendo en algunos lugares de África, con la  mercantilización de bienes comunes, comprometen ecosistemas fundamentales. Reflexiones a partir e dos casos emblemáticos: Massai Mara (Kenia) y el Serengueti (Tanzania).


Crédito Fotografía: Rafael Borràs.

"Estando en África, el europeo no ve más que una parte de ella: por lo general, ve tan sólo su capa exterior, que a menudo no es la más interesante, ni tampoco reviste mayor importancia. Su mirada se desliza por la superficie, sin penetrar en el interior, como si no creyese que detrás de cada cosa pudiera esconderse un misterio...". Esto, que escribió Ryszard Kapuciski en 1998 en su libro seminal titulado Ébano (2019: 336), continúa siendo básicamente cierto en bastantes países africanos –especialmente en los de África subsahariana-, pero no en todos. 

Hoy en día, probablemente más que nunca, es absolutamente cierto que, en palabras de Boubacar Boris Diop, "África no es un país". Y es que, aunque haya una tendencia a hablar de África como si fuera uno todo, como escribe el novelista, ensayista, dramaturgo y guionista senegalés, "... hoy, medio siglo después del final de la noche colonial, la situación ha cambiado del todo. La evolución de las mentalidades es tal que podemos afirmar sin exagerar que sin una competición de fútbol –la Copa Africana de Naciones– los habitantes de los países africanos no oirían casi nunca hablar los unos de los otros" (Biop: 2019: 16). En definitiva, hasta donde conozco, y por lo que a continuación quiero comentar, conviene no generalizar sobre la intensidad de las dinámicas del capitalismo turístico global en África subsahariana.

Sin embargo, mi intuición es que los movimientos sociales africanos críticos con la turistificación neoliberal de sus territorios son, en general, bastante inexistentes. Incluso, más que algunos movimientos resistentes a la neocolonización del capitalismo de estado chino. Esta carencia de crítica es lamentable porque en muchos casos de intensa turistifición estamos en presencia de una hiperbólica mercantilización de bienes comunes de la humanidad, como son los espacios naturales con una biodiversidad de un valor incalculable en términos económicos o monetarios.

Uno de los casos emblemáticos de esta turistización es, sin duda, el que se da en el Massai Mara (Kenia) y el Serengueti (Tanzania). No en balde, las alarmas científicas se han disparado a colación de los impactos humanos que comprometen el ecosistema de la que es una de las áreas protegidas más grandes del mundo.

Un dato extraordinariamente relevante es el siguiente: "De 1999 a 2012, la población humana en las áreas circundantes a Serengueti-Mara aumentó en un 2,4% al año de media". Adviértase que es precisamente en estas áreas fronterizas con el territorio protegido de los parques nacionales donde se ha producido la gran eclosión de la oferta alojativa turística. Mayoritariamente, son alojamientos que hay que encuadrar en el ámbito de la "industria del lujo", y con una creciente presencia de las multinacionales turísticas (por ejemplo, Melià Hotels & Resorts inauguró el 2017 el Melià Serengeti Lodge).

¿Quemas al servicio de la industria turística? 

Por añadidura, desde hace años en Massai Mara y en Serengueti se están practicando lo que denominan "quemas controladas", o, lo que la literatura científica denomina "quemas prescritas". Esta práctica de quemar grandes extensiones de vegetación es tan reiterada y programada que ya forma parte del paisaje cotidiano de la sabana keniana y tanzana.

Desde que se iniciaron las quemas, se inició el debate entre sus defensores y sus detractores. Los principales argumentos de los primeros son: 1) Favorecen el rebrote de nuevos pastos para los animales. 2) Contribuyen, también, el equilibrio entre praderas y bosques, permitiendo conservar el paisaje característico de la sabana. 3) Son una manera de evitar la acumulación de arbustos y matorrales que puedan quemar con facilidad ante un incendio no controlado y, además, permiten reducir y eliminar restos de desechos que puedan catalizar un fuego descontrolado durante la estación seca. 4) Permiten controlar y reducir la presencia de mosca tse-tse. 5) Finalmente, a favor de estas quemas se suele argumentar que los árboles adultos no se ven afectados.

Fuente: Rafael Borràs. 

Todos son argumentos discutibles, pero todos ellos carecen de evidencia científica. En cualquier caso, el último de ellos es fácilmente rebatible: se ven con facilidad acacias quemadas por estos fuegos supuestamente controlados. En cuanto a sus beneficios para la conservación del paisaje característico de la sabana, es un argumento falaz. ¡Dejemos en paz la sabana! ¡Que tenga las características que su naturaleza quiera, y no las que las prescripciones de experiencias turísticas consideren más adecuadas!

Por otra parte, los contrarios a estas quemas articulan su argumentario en torno a una gran idea muy importante: se desconocen las consecuencias reales a largo plazo en los ecosistemas. Incluso, hay cierta preocupación por que unos incendios controlados, mal gestionados y muy repetitivos puedan bloquear la migración de ñus y cebras si los fuegos llegan a cortar y/o dificultar considerablemente sus pasos migratorios.

Este último asunto es capital. La "Gran Migración" es el gran acontecimiento del mundo animal de la sabana tanzana y keniana. Es el fenómeno que lo condiciona casi todo: desde las dinámicas de la biodiversidad animal a las prácticas agrícolas; desde los flujos de presencia humana en los espacios protegidos, hasta, por supuesto, los inputs turísticos. En este sentido, existe la hipótesis de que el principal interés de las "quemas controladas" es provocar la concentración espacial de la migración, convirtiendo así un fenómeno natural en un tangible turístico. Cuanto más grandes sean las manadas de ñus y cebras en su migración del Massai Mara al Serengueti y viceversa, mayor es la espectacularidad de “la experiencia turística", y las fotografías y los selfies colgados en Instagram tienen más likes...

La hipótesis de "turistización a fuego" es muy verosímil. Basta aplicar la lógica del "cui prodest" (¿quién se beneficia?) cuando se observa donde empiezan y acaban los fuegos, o si producen efectos de concentración o dispersión de la gran migración. En este sentido, todo indica que –siguiendo la reflexión de Kapuciski con la que he iniciado estas líneas­– en las "quemas controladas" de Massai Mara y Serengueti, el verdadero misterio que se esconde son los intereses de la industria turística local y global.

 

Referencias: 
Kapucisky, R. (2019). Ébano. Barcelona: Editorial Anagrama. 
Diop, B. B. (2019). Contarnos el mundo. 32 miradas sobre la cultura y el viajeAltaïr Magazine