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25-02-2021

Imperativos para un turismo LGBTQIA+ ético y responsable

Maicon Gularte Moreira | Alba Sud

¿Es posible pensar el Turismo LGBTQIA+ más allá de los intereses del mercado, es decir, como una herramienta de participación, inclusión y transformación social, atendiendo a sus principios éticos de responsabilidad, promoción y protección de la diversidad y de las poblaciones locales?


Crédito Fotografía: Paso de zebra LGBTQIA+. Fuente: Claudio Schward, bajo licencia creative commons.

Desde que empecé mis estudios en turismo, sabía que problematizar las estrategias adoptadas por el mercado turístico LGBTQIA+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Queer, Intersexuales, Asexuales y todas las demás posibilidades de identificación sexual y de género) no sería una tarea sin cuestionamientos y negaciones. En este proceso conflictivo, aprendí que uno de los papeles del sector turístico ha sido reproducir el modo de funcionamiento del sistema capitalista. En consecuencia, como turista y miembro de la comunidad LGBTQIA+, también entendí que mi responsabilidad sería tener todas las disputas necesarias para algún día poder sentir orgullo no solo de quién soy, sino también de cómo mi campo profesional se relaciona con la comunidad a la que pertenezco. Por ello, siempre he cuestionado la oferta turística exagerada y de atractivo sexual en cualquier material publicitario de un destino gay friendly (amigable con la población LGBTQIA+). Si los estigmas y la violencia a los que nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana están relacionados con nuestras prácticas sexuales, ¿por qué como consumidores/turistas se nos permite hacerlas?

Con el tiempo, y con mis investigaciones, pude mostrar otros posibles significados para los viajes realizados por la población LGBTQIA+. Entre estos significados está el uso del viaje como forma de transgredir los límites impuestos por el armario; elemento simbólico que aprisiona a las personas LGBTQIA+ y les impide expresarse socialmente tal y como son. También podría mostrar que los viajes funcionan en este mismo proceso como herramienta para replantear las identidades sexuales y de género a partir de las experiencias que posibilitan (Moreira, & Hallal, 2017). Pero también quería entender por qué la oferta turística se realizaba bajo la contradicción de la imposibilidad/posibilidad de género. Eso es lo que quería plantear en mi investigación de Máster (Moreira y Campos, 2019), temática que se aborda superficialmente en el artículo, Invisibilización de la población LGBT brasileña por la segmentación turística, publicado anteriormente en Alba Sud

En ese texto establecí una crítica a la forma en que Brasil había sido promovido como destino turístico LGBTQIA+. En la campaña analizada, el país adoptaba como estrategia de segmentación la proyección de un perfil de demanda homogeneizante de nuestra comunidad y disimulaba la realidad violenta que enfrentan las personas LGBTQIA+ brasileñas. Según los datos recogidos por las organizaciones que protegen a esta población, Brasil es el país que mata a más personas LGBTQIA+ en el mundo. Propuse en ese texto, y sigo proponiendo en las investigaciones en curso, que los procesos de segmentación turística dirigidos a la población LGBTQIA+ no pueden producirse exclusivamente en base a una proyección de la demanda. Estos procesos deben realizarse principalmente a partir de la oferta local, ya que la proyección nunca será representativa y, en consecuencia, acabará produciendo estereotipos sobre nosotros.

Después de la publicación recibí críticas por supuestamente no reconocer el trabajo que algunas instituciones desarrollan en esta área, y por no representar en mis análisis la "realidad" del sector en el país. Aunque el objetivo de ese texto no era establecer ningún registro histórico del mercado turístico LGBTQIA+ en Brasil o de iniciativas aisladas, es en respuesta a eso y en base a mi más reciente investigación que escribo el presente texto. Independientemente de que lo que he expuesto represente la "realidad", es necesario preguntar a los movimientos sociales LGBTQIA+ cuál es esta "realidad", ya que son los principales agentes de protección y promoción de la ciudadanía LGBTQIA+ en el país. Preguntar a la población LGBTQIA+ cómo ve el turismo "friendly" y cuál es la relación que establece entre el turismo y su "realidad" percibida.

Gay friendly, ¿para quién?

En un trabajo reciente y en colaboración con otros compañeros investigadores, tomé como objeto de análisis el documental Depois do Fervo, producido por el periodista brasileño Matheus Faisting (2017) y disponible en Internet con libre acceso. En este documental, Faisting (2017) toma como escenario la isla de Florianópolis, situada al sur de Brasil. La isla es famosa por ser considerada uno de los destinos turísticos LGBTQIA+ más importantes del país y por haber sido sede de la 29ª Convención Anual de la Asociación Internacional de Turismo LGBTQIA+ (IGLTA) en 2012, la primera edición en Sudamérica (OMT, 2012). El periodista hace una pregunta muy sencilla a los residentes LGBTQIA+ de la isla: "¿considera Florianópolis gay friendly?” En resumen, los residentes responden al periodista: "gay friendly, ¿para quién?", exponiendo la contradicción latente sobre la imagen de un destino turístico consolidado en este mercado, pero que observado desde otro punto de vista puede no ser tan friendly.

Escenas del documental “Depois do Fervo”, Faisting (2017). 

Esto nos hizo observar que cuando se discuten las prácticas turísticas LGBTQIA+ por parte del poder público, el mercado privado y la academia, rara vez se tienen en cuenta las condiciones de existencia de esta población en un destino turístico. Como resultado, se produce no sólo un borrado de la realidad local, sino también una exposición de los turistas LGBTQIA+ al desconocimiento de la misma. En el caso de Brasil, en la medida en que lo "fiendly" se aplica sólo a las personas LGBTQIA+, los cuales pueden pagar los servicios que garantizan la atención especializada y la seguridad privada, lo que queda para la población LGBTQIA+ local es la violencia (Moreira, et al., 2020). Esto se puede observar, como se mencionó anteriormente, en las estadísticas que colocan a Brasil como el país más peligroso para las personas LGBTQIA+ en el mundo.

A partir de lo que provocó el documental y de lo que indicaron nuestros análisis, entiendo que no basta con la existencia de iniciativas del sector privado y de los grupos de poder en las instituciones públicas, así como el reconocimiento académico sobre el tema. Se necesita más para que las políticas públicas de turismo LGBTQIA+ no reproduzcan la violencia que sufre nuestra población. A pesar de las buenas intenciones que demuestran las instituciones que representan el poder público y el mercado privado, es necesario pensar otras políticas de protección y promoción de los derechos LGBTQIA+ en conjunto con las políticas de turismo. Las políticas públicas de turismo no pueden producirse de forma aislada, ya que el turismo se hace tangible en múltiples áreas y temas.

Repensar las políticas turísticas

Hay que pensar, por ejemplo, en el hecho de que países con leyes que criminalizan o no garantizan el acceso de la población LGBTQIA+ a sus derechos (entre otros varios delitos contra los derechos humanos) sean miembros de la Organización Mundial del Turismo (OMT), organismo de Naciones Unidas encargado de promover un turismo responsable, sostenible y universalmente accesible, sin ningún tipo de sanción. Al mismo tiempo que el Código Ético Mundial para el Turismo, regulado por esta misma institución, destaca preceptos como la tolerancia y el respeto a la diversidad, la promoción de los derechos humanos, la participación de las comunidades locales en las actividades turísticas, compartir los beneficios del turismo con estas comunidades y que las políticas turísticas contribuyan a mejorar sus vidas (OMT, 1999). Ahora bien, ¿qué intereses representan estos organismos internacionales?

Estas premisas, entre otras, que se han debatido en el ámbito de la ética y la responsabilidad social en el turismo, son ideales consolidados y ampliamente defendidos por todos los agentes del sector desde hace al menos dos décadas. Las ideas de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa, por ejemplo, se han presentado como diferenciales de posicionamiento en el mercado para que las empresas las adopten y también como alternativas de un consumo "más" consciente para los turistas, en la búsqueda de minimizar los numerosos impactos que el turismo produce. Al trasladar estos principios a las empresas y asociaciones de empresas gay friendly, se asume casi obligatoriamente el carácter benévolo de estas iniciativas y la premisa incuestionable de sus prácticas. Todos estos pactos, códigos y posturas, sin embargo, sabemos que no traen garantías de su cumplimiento y, en consecuencia, de beneficios para la población LGBTQIA+.

Como ya alertó Norberto Latorre, presidente del Comité Mundial del Grupo HRCT de la Rel-UITA, en un artículo reproducido en Alba Sud, La problemática y desafíos de la Responsabilidad Social Corporativa, en la medida en que las actividades de las empresas y sus asociaciones tienen un impacto directo en múltiples aspectos de la vida, no podemos aceptar que dicha responsabilidad caiga unilateralmente en manos del mercado privado. Aunque no podemos asumir que todas las iniciativas empresariales son problemáticas, tampoco podemos asumir que, por muy socialmente responsable y sostenible que sea, una empresa solo puede existir para su propio beneficio, lo que implica necesariamente la explotación laboral y la acumulación de capital, claro, cuando no está vinculada a la Economía Social y Solidaria. Y es por ello que he defendido no únicamente la importancia de la regulación estatal de estas prácticas, sobre todo las que recaen sobre las poblaciones marginadas, sino también el imperativo de que el poder público sea el articulador de todos los agentes en su proceso de desarrollo.

Articulador porque, lamentablemente, tampoco podemos admitir que las prácticas turísticas LGBTQIA+ sean reguladas exclusivamente por quienes detentan el poder del Estado, en la medida en que estos agentes pueden defender posiciones adversas que no representan necesariamente el respeto a los principios éticos de defensa y promoción de los derechos de la población LGBTQIA+. En Brasil lo hemos vivido en los últimos dos años durante el gobierno de Jair Bolsonaro, que se presenta públicamente como homófobo. Desde 2019, el president ataca frontalmente al sector turístico LGBTQIA+ en el país, con medidas como la eliminación de todas las menciones a las siglas LGBTQIA+ del Plan Nacional de Turismo 2018-2022 (Brasil, 2018) y la afirmación de que "Brasil no puede ser el país del turismo gay" porque "tenemos familias", entre otras.

En este sentido, más allá de situarnos en contra o a favor de las posiciones del poder público y/o de la iniciativa privada en relación a la segmentación turística, así como en la problematización de los productos y servicios ofrecidos a la población LGBTQIA+, ¿qué hemos hecho a favor de la defensa de la ciudadanía de nuestra comunidad? ¿Hemos discutido las políticas de criminalización de la violencia contra la población LGBTQIA+? ¿Hemos discutido las políticas de inserción de la población LGBTQIA+ en el mercado laboral? ¿Hemos hablado de estrategias para combatir el abandono escolar de la población LGBTQIA+? ¿Hemos instruido a los turistas LGBTQIA+ para que exijan a los destinos turísticos y a todas las empresas la realización de estas acciones como condición para visitar y consumir sus productos y servicios? Por mi parte, creo que es indispensable convocar a los movimientos sociales y a la población LGBTQIA+ para pensar en estrategias, planes y proyectos de planificación y gestión del turismo LGBTQIA+. Como no hay garantías de que las instituciones vinculadas al poder público, a la academia o la iniciativa privada representen los intereses sociales y colectivos de nuestra población, este espacio debe ser ocupado sobre todo por los movimientos sociales representativos y por la población LGBTQIA+.

La oferta turística LGBTQIA+ no puede limitarse al mercado, a las empresas y a los productos, sino que debe abarcar elementos sociales, culturales, políticos e históricos de esta comunidad que puedan ser pensados y transformados en elementos de esta oferta. De esta manera, se lograría que los grupos organizados, los movimientos sociales, los agentes LGBTQIA+, los espacios históricos, políticos y culturales de esta población ingresen al circuito turístico con mayor participación, inclusión y beneficios, y no sólo por las posibilidades de las prácticas sexuales, aunque también son parte de lo que buscan las personas LGBTQIA+. Desgraciadamente, lo que he visto, desde mi lugar en esta "realidad", es la utilización de la comunidad en beneficio de intereses privados.

Esto se puede observar con los desfiles del Orgullo LGBTQIA+ en todo el mundo, eventos que inicialmente fueron organizados por movimientos sociales en busca de la visibilidad de sus demandas y el reconocimiento de sus derechos, pero que con los años se han transformado en un producto turístico en varios destinos. En Brasil, estos eventos han sido criticados por desvirtuar sus objetivos políticos iniciales en favor de una mera celebración comercializada. El tamaño que han alcanzado eventos como la Marcha del Orgullo LGBT de São Paulo debido a su masiva comercialización (en 2019 se estima que hubo 3 millones de personas), involuntariamente terminan dispersando la atención del público general y de los medios de comunicación hacia otros hechos relacionados con el evento que no necesariamente se relacionan con sus demandas políticas. Algunos activistas lo atribuyen a la apropiación que hace el mercado privado de la comercialización del evento. De una forma u otra, creo que independientemente del carácter que se le atribuya a eventos como este, no se puede obviar el carácter político de cualquier manifestación pública LGBTQIA+. A nosotros, como investigadores del tema, nos corresponde exponer y problematizar estos conflictos y también evidenciar otras prácticas posibles.

Otras prácticas

También hay algunas, pocas, iniciativas brasileñas que reconocen la historia LGBTQIA+ en el formato de un servicio turístico. Un ejemplo que demuestra la importancia de la implicación de la comunidad LGBTQIA+ en el turismo es el Free Walking Tour de São Paulo, la primera iniciativa de este tipo de la que tenemos noticia en el país. Concebida por Etrus Pedrosa y Ana Cecília de Paula, del Colectivo LGBTT.me, la iniciativa nació de la frustración que ambas tenían al viajar y tener dificultades para conocer a la comunidad LGBTQIA+ local sin tener que pasar por la implicación sexual: "Sabemos que la comunidad LGBT tiene muchas demandas y reivindicaciones, pero esto está muy restringido a ciertos grupos. Con eso, junto con Ana, pensamos en crear un grupo que muestre, en São Paulo, que la comunidad LGBT no está hecha solo de fiestas, sino también de otras cosas como la cultura, las políticas públicas y, por supuesto, mucha historia" (Guiya Editora, 2018, n.p.). Con esto en mente, crearon en diciembre de 2017 un paseo que pasa por 10 puntos de la ciudad de São Paulo y cuenta la historia política y cultural LGBTQIA+ local. La caminata se realiza mensualmente, es gratuita y colaborativa. Los guías voluntarios exponen la historia de los lugares visitados y también se invita a los participantes a contribuir con sus historias y experiencias.

 Free Walking Tour LGBT São Paulo. Fuente: Coletivo LGBTT.me

A partir de la observación del Free Walking Tour LGBT de São Paulo, es fácil pensar muchas acciones y proyectos de turismo LGBTQIA+ que podríamos estar desarrollando en Brasil si más agentes locales, incluyendo la comunidad y los movimientos sociales que representan a esta población, se involucraran y escucharan durante el proceso de planificación y gestión del turismo. Ciertamente, deben existir, en Brasil y en otros países, otras iniciativas que se mueven en esta dirección y que también pueden servir de inspiración. No repensar las prácticas de segmentación del turismo LGBTQIA+ es seguir contribuyendo para que se siga relacionado con estructuras arcaicas de producción y reproducción de la violencia contra nuestra población.

Por lo tanto, la inserción y participación de la población LGBTQIA+ en el proceso de construcción de una agenda de políticas públicas de turismo es imperativa, pero también es urgente que nosotros, como agentes turísticos, seamos conscientes y participemos en la agenda de defensa y promoción de los derechos de la población LGBTQIA+. No podemos esperar que el mercado privado se autorregule y que la comunidad LGBTQIA+ se beneficie de ello. Es necesario que el poder público asuma su papel de regulador y articulador de los agentes turísticos en la planificación participativa, colaborativa y de base local de las actividades turísticas LGBTQIA+. También es preciso que todos estos agentes, públicos y privados, asuman su responsabilidad y se involucren con esta comunidad en la discusión, protección y promoción de sus agendas. Es indispensable que el mercado privado/empresarial también vigile al poder público y le exija la aplicación de políticas de protección y promoción de la ciudadanía LGBTQIA+, más allá del uso utilitario de la sigla. Desde mi punto de vista, solo la puesta en común de las responsabilidades que todos tenemos, no únicamente sobre las prácticas turísticas sino también sobre la marginación de la población LGBTQIA+, nos llevará a la construcción de herramientas de participación, inclusión y transformación social a través del turismo, cumpliendo con sus principios éticos de responsabilidad, promoción y protección de la diversidad y de las poblaciones locales LGBTQIA+.

 

Referencias:
Brasil. (2018). Ministério do Turismo. Plano Nacional de Turismo 2018-2022: Mais emprego e renda para o Brasil. Brasília, DF
Faisting, M. G. (2017). Depois do fervo [Documental]. 
Guiya Editora. (2018). De graça: tour feito a pé mostra locais históricos LGBT de São Paulo. São Paulo, Brasil: Guiya Editora. 
Moreira, M. G. y Campos, L. J. (2019). The ritual of ideological interpellation in LGBT Tourism and the impossibility of the desire that moves. Revista Brasileira de Pesquisa em Turismo, 13(2), 54-68. 
Moreira, M. G. y Hallal, D. R. (2017). Travel and Border Experiences in Transgression of Gay Closet. Revista Rosa dos Ventos: Turismo e Hospitalidade, 9(1), 133-155. 
Moreira, M. G., Censon, D., y Campos, L. J. (2020). Gay friendly pra quem? Turismo, reprodução ideológica, produção de violência e Estado. En: Associação Nacional de Pesquisa e Pós-graduação em Turismo (Eds.), Anais do Seminário da ANPTURXVII Seminário Anual da Associação Nacional de Pesquisa e Pós-graduação em Turismo 2020. São Paulo, Brasil: ANPTUR
UNTWO. World Tourism Organization, & United Nations. (1999). Global code of ethics for Tourism: for responsible Tourism. Resolution A/RES/406(XIII) adopted by the thirteenth WTO General Assembly. Santiago, Chile: UNTWO, 1 oct. 1999. 
UNWTO. World Tourism Organization. (2012). Global Report on LGBT Tourism. AM Reports: Volumen tres. 
Traducción al castellano de Carla Izcara Conde.