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Artículo de Opinión | Turismo Responsable

18-10-2013

Los motivos del turismo de masas

Macià Blàzquez | GIST / Alba Sud

El desarrollo del turismo de masas en un determinado territorio no puede entenderse sin las dinámicas socio-económicas y ambientales de los espacios de donde vienen los turistas. Mallorca y la cuenca del Ruhr, en Alemania, ilustran estas relaciones. 


Crédito Fotografía: Vistas desde el aeropuerto de Dortmund, Alemania. Foto de Macià Blàzquez.

¿Son solo el clima y un entorno de calidad los motivos del origen del turismo de masas de sol y playa? Un análisis geográfico e histórico desvela otras explicaciones, más arraigadas en el capitalismo industrial fordista. Mallorca es uno de los destinos preferidos por el turismo alemán, de donde vinieron 3,8 millones en 2012, la locomotora económica europea, y donde la región del Ruhr es un buen ejemplo del origen de su riqueza.

Los orígenes de la riqueza

En la cuenca del Ruhr está la procedencia de buena parte del turismo alemán que va a Mallorca. El Ruhrgebiet, según su denominación en alemán, acoge a unos 8 millones de habitantes, de Duisburg en Dortmund, entre los ríos Lippe y Ruhr, en Westfalia del Norte.

La geología ha agraciado el Ruhr con depósitos de carbón que se extraen para destilar coque, el combustible que impulsó la siderurgia de la Revolución Industrial. Por ejemplo, las acerías Thyssen, que tanto asociamos aquí con la fabricación de ascensores, tienen su origen en Duisburg. Minería y acería han caracterizado la geografía económica del Ruhr hasta los años 1990. Las industrias de automoción, química, telefonía, nanotecnología y logística de transporte y almacenamiento de mercancías se suceden desde entonces. La deslocalización minera y de la industria pesada ha dejado un rastro social y ambiental de magnitud excepcional: ríos que hacen de alcantarillas y para drenar la inundación de los terrenos colapsados ​​por la decadencia minera (el río más contaminado de Alemania, el Ensch, es el Ruhr), ciudades que sirven de contenedores de población trabajadora, ubicadas en la cola de las ciudades alemanas en relación a su nivel de bienestar (como Gelsekirchen) o al frente de la artificialización del suelo (con más del 80 % del suelo urbanizado en Herne). La industrialización del Ruhr ha atraído inmigrantes turcos, griegos, italianos, españoles... hasta sumar más de 20 culturas en una región abocada a la exportación de bienes y servicios que favorece el superávit comercial alemán. La clase trabajadora alemana tiene inculcada la cultura del trabajo, bajo el dominio de los empleadores a modo de estrategia de poder de la clase dominante. El entorno es funcional y la  sociedad disciplinada en el compromiso para superar la decadencia. El turismo es una vía propicia de alivio.

Desarrollo turístico dependiente del exterior

Podemos decir que el turismo de masas en Mallorca se nutre de la riqueza generada por el desarrollo económico alemán, que se basa en sus recursos geológicos y en el fortalecimiento de sus instituciones. El turismo de masas demuestra así su dependencia de la explotación laboral y de los recursos naturales no renovables. El turismo de masas no es una economía autóctona y de desarrollo endógeno. Sin la industrialización de la Cuenca del Ruhr, para seguir con un ejemplo significativo, Mallorca no sería el destino turístico de masas que es hoy en día.

Fijación de capitales sobre acumulados

Pero hagamos también un análisis de geografía política. ¿Como apareció la industria turística de masas? Por ejemplo, en Mallorca. Tenemos constancia de la inversión de capital alemán acumulado durante la industrialización de la posguerra en Mallorca. Un artículo de Ismael Yrigoyen en la revista de la  Societat Catalana de Geografia lo detalla. Los hoteleros que encendieron la mecha del "primer boom turístico" en Mallorca –en los años 1960 y 1970, se construían entre 1,5 y 2 hoteles nuevos de media al mes en la Playa de Palma– se financiaron en gran medida con préstamos de los operadores turísticos alemanes, británicos y escandinavos. También ayudó que las inversiones inmobiliarias en España podían desgravar en la Hacienda alemana durante la vigencia de la Ley Strauss de 1968,  de apoyo a los países en desarrollo. Más capital internacional sobre acumulado se fijó en Mallorca para promover el turismo de masas en forma de autopistas y aeropuertos subvencionados por el Banco Mundial y la Unión Europea. Con la burbuja inmobiliaria y durante la actual crisis, la economía financiera sigue fijándose en las Islas Baleares en forma de mercado turístico-inmobiliario. Esta región tiene la economía especializada en los servicios, eminentemente turísticos (84% del PIB) y la construcción (9% del PIB). Un 40% de los capitales extranjeros invertidos en las Islas Baleares se dirige al sector de la construcción, con otro 50% repartido entre los seguros y actividades inmobiliarias. Podemos relacionar, pues, el arranque en los años 1960 y también el incremento del turismo durante la actual crisis con la extracción beneficios por parte de los capitales transnacionales.

El debate sobre el turismo de masas da para mucho. Es un buen ejemplo de ello la controversia que se ha generado entre el economista Miquel Puig, articulista del diario Ara, y el geógrafo José Antonio Donaire. El análisis crítico del turismo de masas puede alimentarse de los estudios de Geografía de regiones vinculadas por el turismo: el Ruhr como origen y Mallorca como destino.

 

Artículo publicado originalmente en catalán en el diario Ara Balears el 16 de octubre de 2013. Traducción al castellano de Alba Sud.