02-07-2021
Futuros precarios para la equidad de género en el mundo turístico posCOVID19
Carla Izcara | Alba SudEl pasado jueves 17 de junio tuvo lugar una conferencia sobre género y precariedad laboral en el sector turístico en el contexto post-COVID19, organizada por la iniciativa Transforming Tourism, red global de ONG, profesionales del turismo y académicos, de la cual Alba Sud forma parte.
Crédito Fotografía: ILO/Better Work Indonesia. Bajo Licencia Creative Commons.
El evento forma parte de una serie de webinars que la Red Transforming Tourism Initiative organiza sobre turismo y COVID-19. La presentación de la sesión estuvo a cargo de Andy Rutherford, fundador de Fresh Eyes – People to People Travel. En nombre de la Red expuso que el turismo debe entenderse y construirse desde una perspectiva local con empatía y respeto, buscando una distribución equitativa de los beneficios sociales y económicos.
A continuación, Stroma Cole, directora de Equality in Tourism, asumió el papel de moderadora para, a continuación, conceder la palabra a Angela Kalish, integrante de la misma entidad. En primer lugar, Kalish, expuso la evidente volatilidad del sector y explicó cómo el turismo ha sido hasta la fecha uno de los grandes impulsores de los procesos de privatización debido a su vínculo con el sistema económico capitalista neoliberal. Por lo tanto, citando a Kalish, “la transformación del turismo tiene que suceder en un contexto de cambio del paradigma económico el cual alimenta al turismo”. En segundo lugar, relacionó el concepto de precariedad con la flexibilidad laboral y apuntó que en el caso del trabajo turístico conduce a una falta de valoración, bajos salarios y horarios hostiles entre otras consecuencias. Esta precarización del trabajo afecta en particular a las mujeres, con mayor incidencia en los países del Sur Global ya que interacciona con otros factores como el origen, el género y un pasado colonial.
Por otro lado, expuso algunos datos referentes al impacto de la COVID-19 en las mujeres trabajadoras del sector turístico. Ante todo, hay aproximadamente 120 millones de puestos de trabajo en riesgo y con especial impacto en la región Asia-Pacífico; sin tener en cuenta todos aquellos trabajos dentro de la economía informal que han desaparecido y en los que sus trabajadores y trabajadoras han quedado en el desamparo. Esta pérdida de empleo afectaría más a las mujeres, igual que el riesgo de contagio es mayor entre ellas por los puestos que ocupan, de atención al público o limpieza; asimismo, su carga de trabajo doméstico, que ya era tres veces mayor que la de los hombres, ha aumentado. Para concluir su intervención, cuestionó los beneficios del capitalismo y propuso reevaluar este pensamiento neoliberal en contra de la sostenibilidad del planeta y el desarrollo humano.
La segunda intervención estuvo a cargo de Ernest Cañada, coordinador de Alba Sud, que hizo una aproximación al concepto de precariedad laboral y su relación con el sector turístico e interacción con las desigualdades de género. Habitualmente, se habla de la precariedad en términos de temporalidad pero es insuficiente ante una realidad mucho más compleja, por ello Cañada hace suyas las aproximaciones multidimensionales a este fenómeno. Así pues, la precariedad sería proceso histórico, resultado de dos dinámicas, una que tiene que ver con los procesos de flexibilización de la fuerza de trabajo, cómo adelantaba también Kalish, impuestas por las empresas en un contexto de globalización y competencia global y otra, de políticas neoliberales que han desregulado los mercados laborales, debilitado los sindicatos e impuesto marcos legales que desprotegen a las personas trabajadoras. Esto se ha traducido en una imposición de relaciones de poder que han terminado por fragilizar las clases trabajadoras.
En el caso concreto del sector turístico, algunas consecuencias de esta precariedad tienen que ver con el propio funcionamiento de la actividad, como la oscilación de la demanda en el tiempo, la posibilidad de realizar un trabajo con escasa formación y el fortalecimiento de las economías de plataforma y los procesos de financiarización, acentuados desde la crisis global de 2008. En este contexto de precarización creciente y extendida en la actividad turística, teniendo en cuenta la alta feminización del sector, Cañada se preguntó cuáles eran las claves de esta relación. Fundamentalmente, se produce un proceso de naturalización de las desigualdades por razones de género y sobre esa base la industria turística puede permitirse pagar salarios más bajos, jornadas a tiempo parcial, etc. Asimismo, organizaciones como la Organización Mundial del Turismo, en vez de reconocer esto como indicios de precariedad, defiende que gracias a estas ofertas que hace la industria, las mujeres pueden acceder al empleo asalariado sin desatender sus responsabilidades de cuidado, es decir, naturalizando las desigualdades de género.
En tercer lugar, intervino Khawla Zainab, investigadora asociada en IT for Change, ONG de Bangalore, India, que trabaja para que la tecnología contribuya a los derechos humanos, la justicia social y la equidad. En su intervención, presentó las condiciones laborales de las mujeres que trabajan de forma subcontratada o autónoma para plataformas del sector de belleza, las cuales se asemejan enormemente a las de muchas mujeres en la industria turística.
Laxmi Bhatt, trabajadora doméstica migrante. Imagen de: © ILO/J. Urmila 2018, bajo licencia Creative Commons.
La primera característica del empleo en las economías de plataforma es la feminización y precarización de estos trabajos. En segundo lugar, la segregación ocupacional por razones de género, empujando a las mujeres a ocupar puestos de trabajo que se perciben como una extensión del trabajo doméstico, los cuales sufren una devaluación e invisibilización. En cuarto lugar, explicó cómo las economías de plataforma tienden a monopolizar el sector por su capacidad de expansión en red, incluyendo cada vez más actores a su ecosistema y dificultando la subsistencia de pequeñas empresas con menor capacidad de crecimiento. Asimismo, las altas comisiones son un reflejo de las tendencias extractivas de las plataformas. Por último, su gestión de los recursos humanos es a través de algoritmos desconocidos públicamente, es decir, las trabajadoras ignoran porque se les asignan más o menos tareas y se establece una relación opaca entre empresa y empleadas.
Cómo ya avanzaban los anteriores ponentes en sus intervenciones, desde la crisis financiera de 2008, ha habido un auge de las economías de plataforma. Aunque estas formas de negocio son producto de los avances tecnológicos, generan formas de trabajo tradicional y se reproducen las mismas dinámicas de precarización. Asimismo, el modelo de comisiones mediante el cual esta tipología de empresas recibe sus ingresos, suelen agudizar esta precariedad. Khawala Zainab, expuso los resultados de su estudio basado en la empresa Urban Company, en el cual se señalan las comisiones abusivas que piden estas empresas a sus trabajadoras y un aumento de inestabilidad y desprotección laboral causadas por la pandemia. Además, estas trabajadoras se perciben como fácilmente reemplazables, hecho que influye en esta inestabilidad. La ponente concluyó su intervención explicando cómo la COVID-19 provocó en marzo de 2020 una crisis migratoria en la India, afectando de forma particular a mujeres.
Finalmente, intervino Baiq Sri Mulya, fundadora de SembaluNina, una organización de mujeres en Indonesia dedicada a aumentar las oportunidades de liderazgo para las mujeres. La ponente ofreció una visión más positiva del contexto pospandemia y lo describió como una oportunidad para transformar la mala gestión que se ha hecho del turismo, hacia un desarrollo más sostenible impulsado por mujeres y basado en evidencia científica. La iniciativa nació de su preocupación por la falta de agua, los comportamientos irrespetuosos por parte de los turistas y la mala gestión de los residuos. Actualmente hay 34 mujeres involucradas en la iniciativa, pero tienen la intención de agrandar el grupo y llegar a más posiciones de liderazgo en el desarrollo local. A fin de conseguir este objetivo, creen que la zona de Sembalun, formada por seis pueblos, tiene que trabajar como un único ecosistema para afrontar las problemáticas que genera esta actividad.
Imagen 4: Imagen de SemabluNina
Para terminar, apuntó que su desafío principal es romper con el silencio impuesto a las mujeres y participar de la toma de decisiones, espacios tradicionalmente ocupados por hombres. Igualmente, cree que en diversas ocasiones su opinión aún no se tiene en cuenta por el simple hecho de ser mujeres y tienen que ser mucho más persistentes. Por otro lado, insistió en la idea que se debe reforzar la confianza entre el tercer sector y el gobierno, ya que tradicionalmente se ha estigmatizado estas entidades por casos de corrupción o ataques al gobierno.
Finalmente, se concluyó que cada contexto es único, pero hay mecanismos para intentar revertir estas situaciones. Cañada propuso fortalecer la capacidad de organización de las propias trabajadoras para defender sus derechos en cada contexto, ya sea a través de estructuras sindicales o formas renovadas de organización colectiva. En un segundo nivel, se tendrían que introducir cambios a un nivel legislativo local, nacional e internacional para generar mayor protección. Stroma Cole lo resumió en tres palabras: legislación, unión y más poder a las fuerzas trabajadoras.
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