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Artículo de Opinión | Turismo Responsable | América Latina

23-07-2019

OITS Américas: Trobada de Turisme Social a San José de Costa Rica

Érica Schenkel | Alba Sud

Del 12 al 15 de juny es celebrà a San José l'última trobada de l’OITS Américas. Un bon motiu per a revisar el desenvolupament del turisme social al continent americà i l’acció impulsada per aquesta institució des de la seva creació l’any 1996.

(article disponible només en castellà)

Aprovechando la realización de su último Encuentro en San José, del 12 al 15 de junio de 2019, este artículo aborda la labor de OITS Américas, un organismo que ha sabido configurar un destacado protagonismo en el continente, integrando un diverso espectro de actores públicos y privados que confluyen en el armado de la agenda de turismo social para la región. ¿Cómo se contextualiza la llegada de la OITS, anteriormente BITS, a la región? ¿Cuáles son sus bases fundacionales? ¿Qué entidades la integran? ¿Cuáles son sus principales retos a futuro?

Orígenes de la OITS Américas

A poco más de tres décadas del impulso del entonces Buró Internacional de Turismo Social – BITS (que luego pasaría a denominarse Organización Internacional de Turismo Social - OITS) en Bruselas, y ocho años antes de fundarse su par en África, BITS Américas surge como Secretaría para el continente en el año 1996. La Asamblea que la origina fue la misma que sanciona la reconocida Declaración de Montreal (aquella “por una visión humanista y social del turismo”), el primer documento de carácter institucional que alerta acerca de la necesidad de ampliar el concepto de turismo social más allá del acceso (BITS, 1996).

Si bien el turismo social hacía tiempo que se estaba desarrollando en la región, la llegada del BITS al continente permitió a estas experiencias locales comenzar a articularse y proyectarse en el ámbito internacional. Hoy en día se ha constituido en el principal organismo abocado a la promoción, coordinación e intercambio en materia de turismo social, reuniendo a más de treinta entidades miembros que asumen la compleja labor de centralizar el tratamiento del turismo social como cuestión regional. Entre las actividades que implementa, se destacan los Encuentros de las Américas, el último de los cuañes se llevó a cabo en junio pasado en San José de Costa Rica.

Declaración de Montreal: las bases fundacionales

La Declaración de Montreal fue sancionada por la primera Asamblea General impulsada en el continente, el 12 de septiembre de 1996. Por medio de dicha proclama, y ante los más que evidentes impactos del turismo masivo, la OITS reconoce por primera vez en un documento institucional que la valiosa búsqueda de un acceso al turismo más equitativo, no podía seguir desconociendo el impacto que la expansión de la actividad estaba generando en las comunidades de destino. La plena vigencia que presenta parte de sus postulados amerita una breve referencia.

Asamblea General de socios de las Américas. Fuente: OITS.

Reivindicando el enclave local al que debiera aspirar cualquier desarrollo turístico, la Declaración comienza señalando que los beneficios asociados a la actividad deben, antes que cualquier otro propósito, contribuir al desarrollo social y económico de las regiones y sus poblaciones, creando empleo y, al mismo tiempo, garantizando los derechos de las personas que trabajan en el sector (Artículo 6). Sostiene que el turismo no deberá ser pretexto para la “invasión incontrolada de sitios lugares, ni para el debilitamiento de las culturas, ni para la explotación de las poblaciones” (Artículo 8). Destacando la responsabilidad de las generaciones actuales en cuanto a los límites del crecimiento, afirma que el turismo social debe priorizar también la formación y sensibilización de los visitantes acerca del respeto al medio ambiente y sus comunidades (Articulo 10).

Bajo esta línea argumental configura una dura crítica al capital turístico y advierte sobre la emergencia de actores que, abrigados por la etiqueta del turismo social, no hacen otra cosa que reproducir aquellas malas prácticas. En este marco aporta una serie de criterios para diferenciar experiencias de turismo social genuinas: (1) integrar objetivos humanistas, pedagógicos, culturales y de respeto y desarrollo de las personas; (2) identificar destinatarios sin discriminación racial, cultural, religiosa, política, filosófica o social; (3) disponer un valor agregado no económico; (4) no perturbar el medio local; (5) especificar cuidadosamente las prestaciones debiendo los precios ser compatibles con los objetivos sociales previstos; (6) yrespetar la legislación laboral, alentar la promoción de los trabajadores y su formación (Artículo 14).

A partir de estos principios, llega quizás su aporte más destacable, al afirmar que no son los estatutos jurídicos o los procedimientos utilizados los que legitiman a los operadores turísticos como sociales, sino sus prácticas cotidianas (Artículo 15). Dicha cuestión alerta sobre el riego que afronta el turismo social, y sus principales actores responsables, ante el avance del capital y sus estrategias de segmentación (en un mercado ahora global y altamente competitivo), que configuran las valorables causas de la inclusión, la solidaridad y la sustentabilidad a sus fines empresariales (Schenkel, 2019). Ejercer esta función de contralor abocada a diferenciar aquellas experiencias genuinas, que se desarrollan bajo los parámetros identificados en el artículo 14, de las que no lo son, y quedan en meras estrategias comerciales destinadas a consolidar márgenes de ganancia, es quizás el gran desafío pendiente. La compleja realidad actual refleja que es necesario redoblar los esfuerzos en este sentido.

El presente de OITS Américas

Pronta a cumplir veintitrés años de historia, OITS Américas ha ido consolidando su presencia en la región, que reúne a abril de 2019 a treinta y seis socios en doce países. Como sucede en el ámbito internacional, la mayoría de sus miembros (ocho de cada diez) se han incorporando en esta década, dando cuenta del creciente interés que ha despertado el turismo social entre los actores turísticos en el último tiempo, sean estos públicos o privados. En este sentido, es especialmente destacable el caso del SESC Sao Paulo que comienza a integrar el BITS mucho antes de haber llegado la Secretaría a América, en el año 1980. A excepción de los socios canadienses, que en su mayoría constituyen fundadores de la institución allá por los ´90, todos sus miembros son latinoamericanos, con sede en Bolivia (1), Brasil (6), Chile (3), Colombia (1), Costa Rica (5), Guatemala (1), Haití (1), Nicaragua (1), México (12), Paraguay (1), Perú (3) y República Dominicana (1) (Directorio de Miembros).

Los múltiples propósitos que persiguen dichas entidades dan cuenta de la complejidad que ha adquirido el turismo social en estos poco más de veinte años, coexistiendo los primeros socios que surgen en pos de la finalidad fundacional del BITS, en búsqueda de una mayor equidad en el acceso, con aquellos de adhesión más reciente, que se manifiestan en pos de las valorables causas de la sostenibilidad. Esto explica que concurran en el diverso espectro de las entidades miembros tanto organizaciones sin fines de lucro, cajas familiares, sindicatos, fundaciones y cooperativas, como instituciones educativas, organismos gubernamentales y agentes privados, entre estos últimos, comité de empresas, tour operadores, cámaras sectoriales y consultoras.

Como asociaciones, cuatro pertenecen al Serviço Social do Comércio – SESC de Brasil (Sesc Sao Paulo, Administración Nacional, socia desde 2010, y las sedes de Río Grande y Minas Gerais, ambas desde 2014); cinco abocadas al turismo comunitario, RED TUSOCO (2019) de Bolivia, ACHITUR (2017) de Chile, RENITURAL(2019) de Nicaragua y ACTUAR (2016) y COOPRENA (2015) de Costa Rica [1]; una al turismo accesible, BoaPaz también de Costa Rica; una caja familiar, COMFENALCO Antioquia (2016) de Colombia; un sindicato, CASC (2015) de República Dominicana; y una asociación de turismo estudiantil, INTEJ de Perú (2018). Como fundaciones adhieren País de Paz ORG (2017) de Costa Rica y Fundación Peruana de Turismo Social (2018); y como entidades educativas,la Université Queensland (2014) de Haití y laEscuela Superior de Turismo EST (2015) de México.

Seminario “Turismo y sostenibilidad derechos, acceso y desafíos actuales para el Turismo Social”.

Fuente: Fundación Peruana de Turismo Social.

Entre los actores gubernamentales, seis de ellos son de carácter nacional: las Secretarías de Turismo de Chile (SERNATUR, 2016), Paraguay (SENATUR, 2012) y México (SECTUR), el Ministerio de Comercio Exterior y Turismode Perú (MINCETUR, 2016) y los Institutos de Turismo de Costa Rica (ICT, 2015) y Guatemala (INGUAT, 2015). Mientras que otros cinco presentan un alcance subnacional: los ayuntamientos dePuebla (2019) y Xalapa (2019), el municipio de León (2017) y las secretarías de turismo deGuanajuato (2014) y de Morelos (2013). Asimismo participa el Consejo intermunicipal Pro Turismo Morelos de México (2015).

Finalmente, como representantes del sector privado, cuatro constituyen tour operadores: AraribáTurismo & Cultura (2014),abocada al turismo educativo, sostenible y comunitario, y Flanar (2015), especializada en los viajes de grupos escolares y adultos mayores, ambas de Brasil; Grupo Novojet (2015) de Chile, mayorista centrado en la tercera edad; y Altamex (2002) de México, abocada a distintos segmentos del mercado. AMAV Distrito Federal (2015) adhiere como asociación de agencias de viaje y CCC Consultores (2018) como consultora, ambas con sede en México.

Encuentro de las Américas de Turismo Social en San José

Como había sucedido con el SESC Sao Paulo (Brasil) en 2011 y la SERNATUR (Chile) en 2017, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) fue el organismo anfitrión del Encuentro de las Américas, que se llevó a cabo en San José del día 12 al 15 de junio. Una vez celebrada la Asamblea General, en la cual se expusieron las acciones y actividades realizadas durante el 2018, se llevó a cabo el Seminario “Turismo y sostenibilidad: derechos, acceso y desafíos actuales para el Turismo Social”, que estuvo destinado a la difusión de aquellas buenas prácticas que se están desarrollando en la región en materia de turismo social, solidario y sostenible.

El Seminario inició con el panel de autoridades, particularmente con la conferencia del Presidente de Oits Américas, Sergio Rodríguez, referida al estado de situación del turismo social en el continente; y, luego, con las intervenciones de la Ministra de Turismo de Costa Rica y la Subsecretaria de Turismo de Chile. Seguidamente tuvieron lugar las conferencias: “Turismo social con integridad: el modelo de Costa Rica”, a cargo del ICT, y “La ética en el turismo”, celebrada por el SESC Sao Paulo. Las intervenciones que las continuaron se estructuraron a partir de tres mesas de discusión: “Derecho al turismo”, con representantes de la Red Costarricense de Turismo Accesible, el Hospital México, Funcavida, el Instituto Guatemalteco de Turismo y la Secretaria del Estado de Morelos;  “Acceso al turismo”, integrada por miembros del Departamento Nacional del SESC, Hostelling International Canadá y el Municipio de León; y, finalmente,  “Desafíos actuales del turismo social, la visión empresarial”, articulada por representantes del sector privado, el Grupo Novojet, Altamex, Anywhere y la Cámara de Turismo de Fortuna. Las conclusiones del Encuentro estuvieron a cargo del Alberto López Chaves, Gerente General del organismo anfitrión, para finalmente Verónica Gómez, Directora de OITS América, dar lugar a los agradecimientos.

Conferencia de Flávia R. Costa (SESC Sao Paulo). Fuente: Fundación Peruana de Turismo Social.

A modo de balance, sin dudas uno de los principales resultados que ha quedado plasmado del Encuentro de San José fue la co-construcción del Plan de Acción de la OITS Américas 2019-2021. Entre los lineamientos de trabajo aparece la consolidación de las tareas de formación acerca de la difusión y sensibilización del turismo para todos; y la conformación de una serie de indicadores sociales, económicos, culturales y medioambientales que permitan aproximar información empírica acerca de diferentes problemáticas asociadas a la sustentabilidad de los destinos y su acceso en términos cuantitativos y cualitativos (OITS, 2019).

Este último lineamiento, específicamente lo referido a las mediciones del turismo nacional amerita una mención especial. A diferencia de lo que sucede en otros contextos internacionales, la preponderancia que los gobiernos latinoamericanos le han otorgado al turismo receptivo, ocasionó que se desatendiera una cuestión tan relevante como el turismo nacional, incluso en la cuestión estadística. Los escasos datos referidos a las prácticas turísticas de los propios residentes circunscriben registros esporádicos y, en muchos casos, limitados en cuanto a representatividad, más aún si se transita el desafío de establecer lineamientos comparativos entre países de la región. Dichas inconsistencias llegan a indiferenciar el turismo nacional del interno, el viaje turístico de la excursión, el exclusivo grupo de turistas (por cierto minoritario) del conjunto poblacional, la variable viajes de las personas (registrando más turistas que pobladores); y/o, incluso, alterar el universo de interés, llegando al extremo de dejar fuera de la medición a la población rural o en extrema pobreza, para alcanzar una mejora en las mediciones. Estas limitantes, motivadas por la falta de conocimiento específico o la simple impericia, conducen en muchos casos a la invención de interpretaciones absolutamente alejadas de la realidad.

En pleno siglo XXI el sistema estadístico regional aún no es capaz de dar respuesta a preguntas tan elementales, como: ¿Qué porcentaje de residentes participa de la práctica turística? ¿Cuántos quedan excluidos? ¿Cuáles son las principales barreras de acceso? ¿Cómo afecta a dicha participación la posición socio-económica de las personas? ¿Cómo influye la condición de ingresos, raza y género? ¿Qué tan representativo es el turismo como práctica de ocio de los sectores populares? ¿Qué lugar ocupa en estos sectores la recreación?

Sin un sistema estadístico regional, homogéneo y periódico capaz de dar respuesta a estos interrogantes es muy difícil pensar en políticas de turismo social exitosas. Como sucede con las mediciones del turismo receptivo hace décadas, es necesario avanzar en un sistema estadístico centrado en el turismo nacional, que nutra de información veraz a los tomadores de decisiones. La inclusión de esta demanda en el Plan de Acciones de OITS Américas 2019-2021 constituye un paso importante en este sentido.La articulación que dicho organismo mantiene con diversos actores regionales relevantes en el ámbito gubernamental, económico y social, lo posiciona como un actor clave para conducir dicho proceso. En el caso de que los gobiernos logren contemplar la importancia de incluir las prácticas turísticas y al turismo social entre las variables de análisis, lasencuestas nacionales asociadas a los gastos por hogares, que muchos de éstos vienen implementando en la región, se presentan como una herramienta útil para comenzar a pensar este seguimiento.

 

Notas:
[1] A pesar de continuar en el registro de entidades miembros, es importante señalar que ACTUAR ha dejado de funcionar en los últimos meses.
Este artículo se publica en el marco del proyecto «Fortalecer el criterio de inclusividad en el turismo responsable: una respuesta a los retos de la Educación para la Justicia Global», ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona a través del Programa de Educación para la Justicia Global (convocatoria 2018).

TURISMO SOCIALIZADO

El blog de Érica Schenkel

Sobre accesos e impactos del turismo en Latinoamérica

Docente de la Universidad Nacional del Sur (UNS) e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Doctora en Ciencias Sociales con mención en Ciencias Políticas y Administración Pública. Es miembro de la Alianza para la Formación y la Investigación en Turismo Social de la OITS y del Grupo de Investigación en Gobierno, Administración y Políticas Públicas del Instituto Universitario de Investigación José Ortega y Gasset. Desarrolla como líneas de investigación las temáticas vinculadas al turismo en sus aspectos políticos y socio-económicos, particularmente el abordaje de la política turística y el turismo social en Latinoamérica.

En este blog abordaremos el turismo como objeto de disputa social y política desde una perspectiva latinoamericana. Partimos de considerarlo una práctica social cuyo acceso en la sociedad e impacto en el territorio resulta necesario abordarse desde los derechos humanos. Bajo este posicionamiento personal, ético y cognitivo buscamos poner en evidencia aquellas malas prácticas que surgen asociadas al desarrollo de la actividad y, al mismo tiempo, destacar las buenas experiencias que, lejos de tener el lucro entre sus objetivos centrales, se están desarrollando en defensa de finalidades sociales esenciales, en pos de un turismo más equitativo, inclusivo, responsable y sostenible.

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